Análisis

gumersindo ruiz

Cuaderno de viaje, miscelánea

Voy a la Universidad de Alicante para hablar de la inflación, invitado por el Departamento de Política Económica, donde los profesores Diego Such y José Antonio Martínez continúan su secular tarea docente e investigadora, en una mañana luminosa con niebla aún en la lejanía como el humo dormido que da título al relato del alicantino Gabriel Miró. Del Banco Central Europeo destacamos que aunque sólo se habla de tipos de interés, es de más envergadura el balance, que pasó de 1,2 millones de millones de euros antes de la Gran Crisis financiera e inmobiliaria, a 4,67 en 2019, y 8,56 millones de millones en estos dos años de pandemia y guerra; el motivo es la compra de deuda pública y privada, sosteniendo la capacidad de endeudarse de los gobiernos, y manteniendo bajos los intereses, pues en España un 3% de deuda a 10 años, o un tipo medio hipotecario del 2,52%, con una inflación del 7%, son intereses bajos. Analizamos combinaciones de subidas de tipos por el Banco con venta o no de esa deuda, que haría que los tipos fueran o no, más elevados; desde luego el Banco tiene capacidad para aguantar, y que la deuda si no perpetua, se mantenga una década más. Sin embargo, los gobiernos tienen que reducir deuda quitando ya las subvenciones en que tan cómodamente nos hemos instalado particulares y empresas; no tiene sentido que me subvencionen el transporte a Alicante -ni a las multitudes que se desplazan el fin de semana- pues como dice el gobernador del Banco de España, hay que limitarlas a los más vulnerables, familias y empresas. Veo la noticia de la aprobación de los presupuestos generales del Estado por una mayoría muy amplia, 187 votos de 12 partidos y 7 abstenciones, logro de un gobierno, criticable, pero al que no puede negarse capacidad de integrar intereses y voluntades y dar respuesta a los problemas en situaciones tan complicadas, y un país tan complejo como el nuestro.

Dos cosas más tengo anotadas en el cuaderno: una, las malísimas comunicaciones de Andalucía con el Levante, que analiza perfectamente nuestro compañero Alberto Grimaldi a propósito del corredor ferroviario, pero los gobiernos autonómicos no se esfuerzan en propiciar estas comunicaciones, más que con Madrid, cuyas buenas comunicaciones no es porque sea importante, sino que es importante porque a la fuerza tenemos que pasar por allí. La otra, son mis impresiones, de vuelta, cuando evadiéndome de todas estas cosas de la economía visito en el hermosísimo Valle de Ricote al pintor Pascual Motellón, quizás uno de nuestros mejores artistas en pintura figurativa, y que alcanza con los años una perfección de ejecución que completa el conocimiento de la naturaleza. Me cuenta que como afición reciente fotografía a animales salvajes con cámaras fijas que se disparan automáticamente, con lo que consigue conocer esta fauna local muy difícil de ver, y recuerdo la frase de Conan Doyle, puesta en boca de Sherlock Holmes: "Las ideas de uno deben ser tan amplias como la naturaleza si se quiere interpretar la naturaleza", que pienso es aplicable a la política y filosofía social, donde las mentes libres deberían ser capaces de abarcar la complejidad de nuestra economía y sociedad, si quieren comprenderla y actuar sobre ellas.

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