En diciembre de 2017, el Grupo Maersk publicaba en sus redes sociales la foto de uno de sus barcos en Málaga. En concreto, la instantánea mostraba en aguas malagueñas al carguero Elisabeth Maersk en junio de 1916. Luciendo en sus costados los signos que lo identificaban como un barco neutral en tiempos de guerra, el Elisabeth Maersk, con toda probabilidad, escalaría en Málaga cubriendo alguna ruta entre puertos de países no beligerantes entre el Mediterráneo y el Norte de Europa. Y aunque no ha referencias concretas de esta llegada, al menos yo no he podido encontrarlas, lo que sí puedo contarles es la biografía de este buque, uno de los primeros barcos que navegó luciendo en su chimenea la estrella blanca de siete puntas, el inconfundible logotipo de la centenaria naviera danesas Maersk A.P. Moller.

Construido en 1890 los astilleros ingleses Laing James & Sons Ltd., este carguero de 1.806 toneladas de registro bruto y 80 metros de eslora iniciaba su vida bajo bandera inglesa con el nombre Aros. Tras navegar matriculado en Copenhague para tres compañías diferentes con tres nombres distintos (uno de ellos fue Elisabeth Maersk para A.P. Moller), en 1920, este vapor comenzó a trabajar con pabellón sueco; un registro que mantendría hasta 1934, momento en el que rebautizado como Begonia pasaría a operar con bandera de Estonia. Formando parte de un convoy en ruta desde Rotterdam a Murmansk, este buque, atacado por la aviación alemana fue hundido el 25 de abril de 1940 en un fiordo noruego. Tras aquella acción en la que no hubo muertos, el Begonia, que pasó por Málaga con el nombre de Elisabeth Maersk reposa en las frías aguas escandinavas convertido en un santuario para buceadores.

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