Análisis

Roberto Pareja

Españolazos

No son menos españoles los que no chisporrotean con la bandera ni entran en trance con el himno

Lo más horrendo de la campaña es que se está consolidando el esquema binario entre buenos y malos, no entre policías y ladrones, sino que se empotra hasta las esencias en esa torticera división entre buenos y malos españoles, entre patriotas y desleales a su país. Como si fueran menos españoles los que no chisporrotean con la bandera (bicolor), ni entran en trance con el himno, les disgustan los toros, les da mal rollo el Cristo (y hasta la cabra) de la Legión, ponen cara ruborizada de póquer el Día de la Hispanidad, o se rebelan contra que una Virgen luzca el fajín de Franco porque, como dice la Fiscalía, es una tradición... La ideología de los mentecatos, dicen que dicen.

La Constitución de 1978 tenía un prurito de intocable hasta que Zapatero y Rajoy pactaron una reforma exprés reduciendo al pueblo a sujeto pasivo en agosto de 2011, convirtiendo un texto de consenso en uno de derechas al poner un dique al déficit por imperativo legal. Una Carta Magna reducida a papel mojado en la práctica, con preceptos que polvo son y polvo ¿serán?, como un sistema tributario justo (artículo 31.1), la regulación del trabajo (35.1), el derecho a una vivienda digna (47), la subordinación de la riqueza al interés general (128)...

Las cartas en materia fiscal las han puesto todos boca arriba sin sorpresas. PP y Cs pregonan lo ideal de rebajar el IRPF, suprimir otros impuestos como el de Sucesiones, Donaciones y el de Patrimonio, y rebajas fiscales de hasta 2.400 euros para familias monoparentales y numerosas. Los populares cifran su rebaja fiscal en 16.000 millones. PSOE y Podemos gravarían más a las fortunas y grandes empresas, meterían mano a la banca y eliminarían algunas deducciones y exenciones...

La derecha vende que bajar impuestos es moderno y progresista, y que subirlos para que paguen más lo que más tienen es populismo.

Albert Rivera prometió ayer aplicar de inmediato el artículo 155 en Cataluña. Como Pablo Casado, que cual martillo pilón acusa a Pedro Sánchez de "patrocinar" la sedición con sus encuentros con el presidente de la Generalitat, Quim Torra.

La derecha reivindica la mano dura y la izquierda insiste en hablar hasta con el diablo. Sánchez dice que si es menester no le haría ascos a la reedición del 155, pero los diestros a la diestra no le dan ni agua. Esos mismos, los toreros Casado y Rivera, que agitan sin pudor el espantajo de la desaparecida ETA.

Y no es que el PSOE sea más elegante y por eso no rivaliza en exabruptos. Es que le conviene una campaña de perfil bajo y tocar madera mientras Vox sigue aserrando su tronco, el PP.

En todo caso, si marca la campaña un partido que quita derechos según el sexo y origen y cree que la violencia machista es apócrifa y persigue a quienes la combaten, hay algo que no estamos haciendo bien. Ni los españoles ni, por supuesto, los españolazos.

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