Análisis

Carmen Pérez

Exportaciones andaluzas: barreras y tamaño

Imponer aranceles a la importación es la forma de protección más común que utilizan los países. Y la más conocida. Todos los andaluces nos hemos enterado de cómo EEUU los imponía a nuestras aceitunas de mesa. Sin embargo, las políticas de protección se extienden a otras muchas medidas menos transparentes, pero que se han multiplicado en los países desarrollados estos últimos años. En este contexto, la firma de acuerdos comerciales por la Unión Europea que derriben todas las barreras -arancelarias o no- resulta fundamental para que el "milagro exportador" español siga produciéndose. Pero esto no es suficiente; paralelamente hace falta aumentar la capacidad de las empresas para que los aprovechen.

El proteccionismo, que con la llegada de Donald Trump se ha intensificado, arranca desde el inicio de la crisis financiera, en un intento de los países de paliar sus consecuencias adversas. Según un estudio del Banco de España, el número de nuevas medidas no arancelarias adoptadas por los países del G20 se han multiplicado por más de cuatro en el periodo 2009-2017. Entre ellas, ayudas financieras a la industria nacional, obstáculos técnicos innecesarios, condiciones en los proyectos públicos que excluya a los extranjeros o requisitos sanitarios y fitosanitarios fuera de los estándares. El impacto negativo de estas barreras en las exportaciones es muy relevante: el estudio concluye que el crecimiento anual desde 2009 de las exportaciones españolas podría hacer sido sin todas estas medidas en torno al 14% frente al 11% observado.

Por eso son tan importantes los acuerdos de nueva generación que está suscribiendo la UE, que eliminan todo tipo de barreras, como el CETA con Canadá, el de Japón o el de esta mismo semana con Singapur. Y especialmente interesantes son los que viene firmando con países de América latina porque pueden beneficiar a las empresas españolas por su cercanía cultural. Sin embargo, Andalucía, que era la cuarta región española en exportaciones a América latina en 2008, en 2017 había descendido al sexto puesto. Entre esos años, todas las grandes regiones exportadoras las incrementan, destacando Murcia (279%), Aragón (119%), Galicia (104%) y Valencia (100%), salvo Andalucía, que las disminuye en un 17%, si bien esto se explica por la caída espectacular de dos sectores concretos, combustibles y aeronáutico. Con todo, el crecimiento del resto de sectores ha sido del 30%, el menor de todos.

Y es que estos acuerdos abren las puertas a todas las empresas europeas, pero luego hay que atravesarlas. Andalucía, que ha ido de récord en récord estos últimos años, no puede bajar la guardia. Se necesitan más empresas que exporten y que además lo hagan regularmente, que no sólo se "busquen la vida" cuando desaparece la demanda interna. Y tanto para una cosa como para la otra, las estadísticas señalan que es fundamental el tamaño: en Andalucía más de la mitad de las empresas son unipersonales y el 96% tienen menos de 10 trabajadores. En manos de la Junta de Andalucía está poner en marcha estímulos que animen a las empresas a crecer, empezando por eliminar aquellos desincentivos que existen para que no lo hagan.

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