Análisis

PANDEMIA Manuel barea 64

Fábricas de mentiras

En tiempos en los que la gente necesita creer florecen los mentirosos. La gente está en su punto, se dicen mientras se frotan las manos, salivan y preparan el speech. Ahora se tragan lo que sea, ahora es el momento. Y por eso ahora está tirado el éxito para los embusteros. Para cimentar su mentira éstos afirman que el que miente es el otro. Y de alguna manera ese es el único instante en el que están diciendo la verdad, o al menos aciertan. En efecto, como él, el otro miente.

Los mentirosos comprueban que la mentira es más ruidosa y más rápida. Y ante la imperiosa necesidad de creer, la gente traga. Indefenso, desvalido, aturdido, confuso y acojonado, el mundo clama por un asidero de palabras al que agarrarse, esperanzado en que después de ellas vendrá la acción que se anuncia para solucionar el problema. El de ahora, ya se sabe, es la pandemia. ¿Cuándo saldremos de él?

Este período de nuestra vida será inolvidable. Sobre todo para aquellos a los que ya no les queda más que el recuerdo de sus familiares muertos (27.709 en España). Para los que por el momento estamos teniendo mejor suerte una de las evocaciones más ásperas será la propaganda y la agitación con las que, también, nos está infectando el Covid-19.

Si nos atenemos a lo que nos transmite a diario la dirigencia, la que está en el Gobierno y la que está en la oposición y quiere echarla de él para ocuparlo ella, hay múltiples verdades, cada uno tiene la suya. Cuando verdad no hay más que una.

Lo que ha habido y hay es desinformación, e información sesgada, procesada y manipulada. Estamos así antes las puertas de varios centros comerciales de verdades, distinta cada una y con diversas ofertas, para que el consumidor elija. Hay establecimientos con clientela fija. Hay quienes se decantan por la del Gobierno mientras que otros la desprecian porque consideran que es un producto caducado, podrido, un verdadero fraude. Para algunos de éstos es preferible la verdad del PP, mientras que para otros, porque para su paladar es la que tiene sustancia y sabor con denominación de origen española, sin aditivos ni colorantes, es la de Vox. Los que consumen la verdad que venden Sánchez e Iglesias Asociados se dividen entre los que demuestran una fidelidad al producto de La Moncloa, clientes de toda la vida sea quien sea el que esté al frente del puesto, y los que se la quedan porque la publicidad y el marketing del mando único cumple su función y consigue su objetivo.

¿Pero y los demás, toda esa gente tan necesitada de creer en estos tiempos difíciles?. Pues todos esos mercaderes los han convertido en incrédulos, cuando no en desconfiados. Y eso, en serio, es un drama, ser consciente a diario de que todos están mintiendo al comprobar que de las chimeneas de cada una de esas fábricas de verdades sale un humo negro que hiede a mentira.

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