Análisis

Juan carlos cilveti puche

El Festival Marítimo

La pasada semana finalizó el denominado Festival Marítimo de Málaga. Este interesante evento que se prolongó durante siete días, reunió en el muelle número dos a las naos Santa María y Victoria, además de al galeón Andalucía, unas replicas históricas consideradas como las más fieles reproducciones de los barcos que protagonizaron la era de los descubrimientos entre los siglos XV al XVIII.

Con la posibilidad de embarcarse para conocer cómo eran aquellas naves y cómo se navegaba en aquellos años, muchos malagueños han podido conocer de primera mano la historia de estos buques; unos barcos tripulados por unos heroicos marinos y exploradores que, además de buscar fortuna y gloria, establecieron rutas comerciales por todo el mundo.

Pero sin entrar en estas consideraciones y dejando también a un lado lo que de negativo tuvo la lluvia en la celebración del evento, hoy me gustaría comentarles qué podría significar para Málaga la instauración regular y continuada un verdadero festival marítimo.

Y aunque existen muchos ejemplos, creo que las denominadas Fiestas Marítimas Internacionales de Brest podrían explicar muy bien lo qué es y lo qué genera un evento de estas características. Con un pasado íntimamente vinculado a la mar, la localidad bretona de Brest en el Finisterre francés, celebra desde 1992 un festival marítimo considerado en la actualidad como el más significativo de los muchos que se celebran por todo el mundo. Organizado cada cuatro años, durante una semana, este puerto recibe a todo tipo de barcos clásicos; un encuentro de veleros que se acompaña de un intenso y variado programa turístico. Con unas cifras verdaderamente escalofriantes, el festival de 2016, el último celebrado hasta la fecha, movilizó a 700.000 visitantes que acudieron a ver a los 1.500 barcos que participaron en este evento.

Ante estos números y teniendo en cuenta que Málaga ya vivió una experiencia similar en 2002 cuando formó parte de la desaparecida regata Cutty Sark, tal vez sería bueno retomar la idea de institucionalizar una evento marítimo de altura; un encuentro de barcos clásicos que muy bien podría tener como reclamo a las tres naves que hace unos días nos visitaron.

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