Intentando no hacer comentarios que molesten, hoy les narraré cómo fue la procesión que, hace unos días, desde el puerto, sacó a la mar a la Virgen del Carmen. Manteniendo la muy singular tradición de que esta patrona celebra sus cortejos de tierra y mar unos días después del de su festividad, el pasado domingo 22 de julio se cumplimentó su embarque; un hecho que previamente pasó por varios actos religiosos que terminaron con la virgen perchelera en el atrio del edificio de la Autoridad Portuaria.

Rodeada de fieles y con algo de retraso sobre el horario planificado, la patrona de las gentes de la mar, transportada por cofrades carmelitanos, embarcaba en el muelle número dos en el remolcador Vehintiocho, el encargado de efectuar esta tan especial procesión desde 2014. Y aunque este año el remolcador lucía un engalanado muy pobre, la comitiva inició su recorrido acompañada por un cada vez más reducido número de embarcaciones, una constante en las procesiones marítimas de los últimos años. Las tres golondrinas que operan en el puerto, varias lanchas de la Cruz Roja y la Guardia Civil, el remolcador Vehintinueve y algunos yates y esquifes componían el cortejo; una flota a la que habría que añadir dos pequeños pesqueros.

Teniendo como testigos de excepción al superyate del emir de Catar atracado junto al Palmeral de la Sorpresas y al portaaeronaves norteamericano Iwo Jima que en el muelle de Levante activaba todos sus radares al paso de la procesión, la Virgen del Carmen salía a mar abierto para realizar el tradicional hermanamiento con la imagen submarina situada frente a las playas malagueñas; un emotivo acto, efectuado este año más cerca de la bocana del puerto que de la playa, donde se honraron con oraciones y flores a las gentes muertas en la mar antes de que la patrona, tras su desembarco, iniciara su procesión terrestre.

Un emotivo evento que este año desentonó mucho por la nefasta música que acompañó a la virgen en la mar; una banda sonora donde además de malagueñas y sevillanas, lo más adecuado, se escucharon conocidos temas películas entre los que destacaron El Padrino y Ghost, dos melodías nada adecuadas para una procesión marítima.

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