En lo que llevamos de año, la Autoridad Portuaria ya ha anunciado en dos ocasiones el proyecto de una línea regular que enlazaría el puerto malagueño con el de Tánger. Sin especificar si se trataría de una ruta fundamentalmente turística realizada por un buque de crucero o un itinerario con pasaje y carga que correría a cargo de un ferry (en este caso se podría hablar de un cruise-ferry), la idea, muy interesante por otra parte, me hace recordar las dos historias de los buques que en el pasado enlazaron las aguas malagueñas con la tangerinas.

El diciembre de 1964, Trasmediterránea apostaba por esta ruta posicionando en ella al transbordador Victoria, un buque que además de pasajeros y carga rodada podía embarcar vagones de ferrocarril. Incluso con aquella novedad, la primera línea regular malagueña con Tánger, que atendió más, todo sea dicho, a fines políticos que a los puramente marítimos, en muy poco tiempo se fue diluyendo, quedando totalmente desaparecida antes de que finalizara la década de los años sesenta.

Y aunque los resultados de la línea de Trasmediterránea no fueron buenos, en julio de 1966, la compañía hispano-marroquí Limadet Ferry posicionaba en la ruta al Ibn Batouta; un buque que fue construido ex profeso para cumplimentar el recorrido marítimo entre Málaga y Tánger.

Con una gran aceptación, aquel barco pintado de amarillo que fue apodado por su puntualidad como el reloj del Estrecho, navegó en esta línea hasta septiembre de 1980, momento en el que las comunicaciones marítimas entre Málaga y Tánger dejaron de existir.

Ahora, muchos años después de aquellas dos experiencia, la Autoridad Portuaria vuelve a interesarse por esta interesante e histórica ruta.

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