Análisis

gumersindo ruiz

Nieve en las calles y otras historias de mujeres

Decir que la cuestión del género es compleja, es separar problemas y abrir un abanico de soluciones. En la gran empresa se trata de crear diversidad en los consejos de administración y en trabajos de dirección, incluso por el propio interés de reputación de la compañía; en el de empleos que requieren un trabajo físico, es más importante porque afecta a muchísimas personas, y hay que indagar por qué las mujeres hacen unos trabajos con menos retribución, y los hombres otros con más. Es evidente que para puestos iguales la ley obliga a pagar lo mismo, pero un estudio de Comisiones Obreras, del que se hacía eco este periódico, muestra las dificultades para la mujer, por tareas en el hogar y los hijos, de progresar en el trabajo. Acceder a una formación en igualdad de condiciones es incompleto si no se facilita -guarderías por ejemplo-, su proyección laboral; por eso, quitando Alemania y algún otro país, la participación de la mujer en el empleo remunerado es relativamente baja. Estados Unidos, por ejemplo, que una vez fue un modelo, va para atrás. Es importante, como se hace estos días, impulsar un cambio de actitud, desde que el hombre comparta las tareas en la casa, a que en las entrevistas de trabajo no se pregunten sobre datos que pueden sesgar la contratación, como el estado civil, o si se tienen hijos. Hay mucho que hacer, y las leyes y normas, la política pública y las políticas de empresa, son importantes para cambiar hábitos y comportamientos, y erradicar los abusos que sufren las mujeres por serlo. Aunque no se quiera ver, algunas de estas cosas son claramente cuestión de ideologías.

La estadística es fundamental, como prueba la periodista británica Carolina Criado en: Mujeres invisibles: datos sesgados en un mundo diseñado por hombres. De entre la abrumadora información que contiene -como los asientos de conductor de los coches, donde se ve frecuentemente a mujeres hundidas, casi pegando la cabeza al cristal-, hay una pequeña historia muy peculiar. En una ciudad de Suecia, cuando nevaba se limpiaban primero las carreteras y luego las calles; se vio que de las personas que sufrían accidentes dos tercios eran mujeres, principalmente por caídas, y que los patrones de movilidad de las mujeres eran más complicados que los de los hombres, que cogían los coches e iban al trabajo, mientras que las mujeres, además, llevaban y traían los niños y hacían recados. Se decidió limpiar primero las calles, y no fue una sorpresa comprobar que disminuían los accidentes en las calles y se equilibraba la estadística de género, sin que aumentaran en las carreteras.

Las mujeres ganan siempre en las carreras más largas. Este año, Jasmin Paris ha asombrado al pequeño mundillo del maratón corriendo, sin apenas dormir, las 268 millas de la Spine Race en 15 horas menos que el hombre que llegó segundo; la española Eugenia Roselló la ganó en 2013, pero ahora no ha podido. Quizás la actitud ante la adversidad, en eventos tan duros, hace que la personalidad sea una fuerza mayor que la física, pero en la vida de cada día no hay que poner a nadie continuamente a prueba, sino facilitar las cosas, y corregir lo grande y lo pequeño para que el campo de juego sea el mismo para todos.

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