A Pablo Casado le ha venido dios a ver tras una semana de desencanto muy generalizado de su gente y preocupación por decisiones que pueden afectar negativamente las perspectivas electorales del partido. La propuesta de Ciudadanos de acordar un gobierno de coalición es un balón de oxígeno para el presidente del PP, pero eso no significa que se encuentre hoy en situación de ganar o de sumar escaños suficientes para gobernar, aunque en un mes pueden cambiar las cosas. En eso confían. Y esa propuesta es una noticia positiva para un PP necesitado de ese tipo de noticias.

Como bien dicen Casado y sus compañeros del PP la proposición llega tarde, mejor hubiera sido para los dos partidos acordar unas listas conjuntas. Con el señor D' Hont adjudicando escaños, dos partidos consiguen mejor resultado con una sola lista que cuando se presentan por separado y suman sus escaños. La propuesta de Rivera es positiva para el PP porque les da la razón, llevan semanas pidiendo un acuerdo a Ciudadanos; pero además aparece el PP como un partido fuerte frente a un Ciudadanos que sugiere la coalición porque pintan bastos para sus siglas y le interesa el acercamiento al PP.

En cuando a Cs, la interpretación más obvia es que el equipo de Rivera advierte que un porcentaje importante de su voto se está escapando a Vox y pretende detener esa huida aceptando al PP como socio a su derecha. En segundo lugar, la conclusión a la que se llega tras conocer la propuesta de Rivera es que se ha dado cuenta de que su credibilidad es muy débil tras los bandazos que ha dado. Tan es así que está dispuesto a pactar con un partido con el que mantiene una rivalidad profunda, el PP, para desbancar al líder socialista.

El PP ha respondido que en ese hipotético Gobierno Albert Rivera sería "un magnífico" ministro de Exteriores. Pablo Casado ha tenido buen cuidado para no transmitir que Ciudadanos podría colocarse por encima del PP, así que ese gobierno de coalición estaría presidido por él mismo.

Todas estas propuestas, réplicas y contra réplicas no deja de ser un juego. Juego electoral pero juego. Lo que importan son los resultados del 28 de abril y quién puede sumar con quién. Pero en este último cuarto de hora la idea lanzada por Rivera insufla ánimo al PP de Casado.

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