Soplan vientos de ilusión. Después de años de atonía e incertidumbre parece que algo ha cambiado. Y para bien. Todos los indicadores económicos rebelan un cambio de ciclo que el mundo empresarial está obligado a comprender y a encarar. A la Costa del Sol, a este rincón de la geografía malagueña que llevo años denominando el Triángulo de Oro -Marbella, Benahavís y Estepona-, han llegado nuevas ideas, nuevos proyectos, nuevas ilusiones que de ningún modo podemos desaprovechar. Han vuelto las iniciativas por reforzar la imagen que nunca debimos perder. Las inversiones privadas nos permitirán hacer frente a proyectos que devolverán la imagen de exclusividad y liderazgo a esta zona de la Andalucía más luminosa. Y junto a ello es necesario reclamar a las administraciones públicas un mayor compromiso inversor y una especial sensibilidad y respaldo a aquellos proyectos que crearán riqueza en nuestro entorno.

El turismo residencial sigue siendo uno de nuestros principales pilares económicos. Paralelo a este segmento empresarial destaca la llegada de grandes corporaciones internacionales interesadas en construir complejos hoteleros de primer nivel. Four Seasons, una de las más marcas más importantes a nivel mundial, ya es una realidad en Marbella y estoy convencido de que su presencia atraerá nuevas iniciativas.

Noticias así nos tienen que despertar el entusiasmo. Es necesario convencer -y comprometer- al sector privado y a la administración pública de la oportunidad que representa en este momento la Costa del Sol.

Es necesario seguir apostando por la calidad de nuestros profesionales, dirigir nuestros esfuerzos a atraer un turismo de calidad, alejado de la masificación y poco respetuoso con la filosofía que un día iluminó este rincón del Mediterráneo español. Es preciso acometer proyectos respetuosos con el medio ambiente y la sostenibilidad, facilitar la inversión privada con infraestructuras acordes a la sociedad del momento, acercar las grandes vías de transporte y garantizar la coordinación y la convivencia entre la inversión privada y el sector público.

Solo haciendo realidad esta hoja de ruta Marbella, Benahavís y Estepona, el Triángulo de Oro de España, tendrá garantizado su futuro y continuará haciendo suyas las máximas de calidad y lujo que siempre le caracterizó.

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