Como una ola, tu amor llegó a mi vida..." rezaba uno de los melifluos pasajes de una preciosa canción (el todo ennoblece a las partes, como la portentosa voz a la almibarada letra) que es rematada por el desamor, una constante de la vida política, más ahora en tiempos de fragmentación y volatilidad tan descomunales que hasta hay quien pasará de los brazos electorales de Podemos a los de Vox como quien no quiere la cosa, valga la redundancia.

Buena parte del electorado aún se cree el rimero de promesas sin más horizonte que tocar pelo, digo poder, y que tiene cada vez menos de erótico y más de porno (sentimental), como los que presentan a sus candidatos como "buena gente". Como si a uno, a cualquiera, le sirviera de algo que su médico sea tan majo que hasta le cuenta chistes en la consulta aunque luego casi se lo cargue con diagnósticos erróneos y remedios fatales.

Remedios que pueden ser peores que la enfermedad. Como la solemne proclamación de la dirección de Ciudadanos de que nunca jamás (el pleonasmo es coña, efectivamente) pactará con el PSOE. Suena a coña porque el partido que lidera Albert Rivera le ha servido a los socialistas tanto como tentativa de poder para Pedro Sánchez (Podemos lo impidió hace tres años) como para mantener a Susana Díaz (junio de 2015).

Alguien dirá que los naranjas la han dejado esta vez en la estacada. Cierto. Cs se ha acomodado con las derechas. Otro dirá que los bandazos responden a que los tiempos cambian. Vale. Sánchez también decía en 2014 que nunca jamás pactaría con Podemos, que ahora es su única tabla de salvación.

Un político está en su derecho de mudar sus opiniones y dejar en pelotas antiguos argumentos (ahí quedan Iglesias y su casoplón). Las circunstancias cambian y eso permite piruetas. Lo que no es de recibo es que te tomen por tonto. Como Casado, enfermo de voxitis y que ayer se erigió como ejemplo de "moderación" con legendaria apostilla incluida: "Como siempre". Dan fe sus posiciones sobre aborto, Memoria Histórica, Cataluña, inmigración... ¿Pero usted no se ve? Casado recomienda la terapia de dar vivas al Rey. Pues a uno, también con voxitis y acojonado pues, lo que le sale ante el panorama es un ¡Viva Rajoy!

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