Análisis

josé j. arenas

Físico de Sistemas Complejos Asesor del Centro de Ciencia Principia

¿Hay alguien ahí?

La Paradoja de Fermi se puede resumir coloquialmente en: "¿Y dónde están?"

De pequeño, cuando me topaba con un inesperado hormiguero en ebullición, miraba a sus habitantes y les decía: "¡Apartaos!, ¡que no deseo pisaros!", pero las hormigas no me obedecían (tampoco yo a ellas). ¿Sabían acaso esos insectos que yo estaba ahí? ¿Entendían que yo también existía y tenía mis propios pensamientos? Su indiferencia era frustrante.

Desde que nuestro cerebro comenzó a crecer notablemente (quizá a partir del Australopithecus africanus), nos hemos sentido solos y especiales, lo que nos ha llevado a lo largo de mucho, mucho tiempo, a preguntarnos si hay vida ahí fuera. Parecería probable que en un Universo infinito (o mejor, ilimitado) no fuéramos los únicos que nos formuláramos la pregunta que titula este artículo. "Si estamos solos en el Universo, ¡cuánto espacio desaprovechado!" decía el célebre divulgador y astrofísico estadounidense Carl Sagan. Si habitan civilizaciones en, por ejemplo, nuestra galaxia, quizá se podrían estimar con la conocida como Ecuación de Drake. Dicha expresión matemática predice, mediante el número de estrellas con planetas orbitando en zonas en que el agua puede ser líquida, que en la Vía Láctea podría haber decenas de civilizaciones potencialmente detectables. Aunque los cálculos son algo simplistas, lo cierto es que si en el Universo se supone que podría haber unas 10.000.000.000.000.000.000.000.000 de estrellas y muchas de ellas con planetas, parece evidente que no debemos ser un milagro cósmico. En este punto, nos encontramos con la Paradoja de Fermi, que coloquialmente se puede resumir en: "¿Y dónde están?" Efectivamente, la gran probabilidad de que haya numerosas expresiones de vida inteligente más allá de nosotros colisiona frontal y humillantemente con el hecho de no haber detectado nada aún. Se han postulado diversas soluciones a la paradoja; no se comunican con nosotros, existieron en otro tiempo, no los oímos, no somos conscientes de ellos, etc. Ahora, Alexander Berezin, físico teórico ruso, ha publicado en arXiv.org una nueva hipótesis, y es que en un Universo poblado de vida, quizá las civilizaciones más evolucionadas erradicarían a las de su entorno observable. En este escenario, esta causa podría ser la que indicara porqué no hemos detectado civilización alguna, ya que la más avanzada podría estar destruyendo, incluso de forma inconsciente, a sus vecinos biológica y tecnológicamente más humildes. Sin embargo, si a pesar de lo que parece, no estamos solos, y esta hipótesis es correcta, se nos plantea una cruda conclusión: ¿Seremos nosotros la civilización destructora?. Quizá llevemos varias eternidades arrasando, involuntariamente, hormigueros cósmicos.

Arthur C. Clarke pensaba que tanto si estamos solos en el Universo, como si no, ambas posibilidades son terroríficas. Cierto, pero… ¿Habrá vida inteligente fuera de la Tierra? ¿Y dentro?

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