Guardo como un incunable la portada de un diario. Es del 15 de abril de 2007 y figura recortada la silueta de un árbitro. "Ésta es la cara que aleja al Real Madrid de la Liga", reza un titular apuntando a su rostro. El Madrid perdió en Santander 2-1 tras dos polémicos penaltis en contra y acabó con nueve. Era la jornada 30ª de la Liga 06-07. Desde ese suceso, el equipo de Florentino sumó 22 de los 24 puntos y ganó la Liga. Si fastidias a un paria, te ríes malévolo cuando lo recuerdas con los amigos de cervecitas. Pero si te limpias a un prócer, te conviertes en un muñequito del pim pam pum.

Le pasó a Turienzo tras lo de Santander. Velasco Carballo y Clos Gómez conocen el percal y obran en consecuencia. Tenían previsto convocar a la prensa para glosar las maravillas del VAR cuando acabaran los octavos de final de la Copa, pero la presión mediática vuelve a arreciar desde uno de los dos epicentros posibles, Madrid o Barcelona, y han adelantado su comparecencia para templar gaitas.

Han aireado el diálogo interno del árbitro del partido y el del VAR en la cacareadísima acción de Vinicius ante Rulli y, para disimular, lo incluyen en un pack con varias jugadas más. En la elección de las acciones que los árbitros hacen públicas entra el criterio subjetivo, el mismo que ha entrado en no pocas acciones del VAR abiertas a la "interpretación". Es el problema. Que al fin y al cabo, la tecnología desemboca en una mente pensante que se sabe amenazada por una portada incriminatoria. La mente humana que decide.

Si son accesibles los diálogos de todas las acciones de VAR, si los árbitros hablan tras los partidos y entonan el mea culpa tras graves errores y se humanizan, atisbaremos una luz limpia. Luz que se hará más potente si Rubiales no se pliega y acepta el órdago de Florentino de irse de la Federación. Por lo pronto, el sábado pita en el Bernabéu Mateu, el mismo que vio penalti a favor del Madrid por empujón de un madridista a otro, precisamente ante el Sevilla, en la Copa hace dos años. Si vuelve a suceder y el VAR se inhibe, recuerden el defecto de fábrica de este invento: decide el factor humano.

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