Análisis

Fernado FAces

Santelmo Business School

La guerra EEUU-China y la Trampa de Tucídides

La guerra arancelaria entre Estados Unidos y China encubre la pugna por el liderazgo tecnológico. El arresto de Meng Wanzhou, directora financiera e hija del fundador de Huawei, fue el prólogo. La prohibición a las empresas americanas de mantener intercambios tecnológicos con empresas chinas como Huawei fue el estallido de la guerra. La razón invocada es la seguridad nacional. La suspensión de relaciones entre Google y Huawei es la primera fase de una guerra fría tecnológica entre las dos grandes superpotencias del siglo XXI. Google ha comunicado a Huawei que en tres meses dejará de utilizar el sistema operativo Android y todas sus apps. Esta decisión no afecta ni a los teléfonos móviles existentes ni a los que tienen en stock los comercializadores. Huawei es líder tecnológico global y el segundo, tras Samsung, en venta de móviles. El suceso tiene un impacto sistémico global. Empresas proveedoras de componentes como Intel, Qualcomm o Bradcom se han sumado a la decisión de Google. En los próximos semanas comprobaremos como otras empresas de países afines como Canadá, Australia, Reino Unido o Nueva Zelanda siguen los mismos pasos.

La reacción de Huawei, para tranquilizar a sus millones de clientes, ha sido afirmar que llevan mucho tiempo trabajando en un sustituto del sistema operativo Android. Esperaba esta agresión de Estados Unidos. Tambien por razones de seguridad tiene acumulado un stock de componentes que asegura la producción y venta de móviles durante tres meses. No es mucho.

Lo que más inquieta a Estados Unidos es la supremacía de China en el despliegue de la red 5G. La tecnología 5G es la próxima generación de redes móviles que ofrecerá conectividad a internet a una velocidad 20 veces más rápida que la de 4G. La superpotencia que lidere el despliegue de la red 5G tendrá grandes ventajas en el campo militar, del transporte, de la industria y de la sanidad. Estados unidos está presionando a todos sus aliados, y especialmente a Europa, para que cesen en la cooperación con China en el despliegue de la red 5G . En Europa hasta ahora sin éxito.

De continuar esta guerra tecnológica estamos abocados a la desglobalización digital, a la balcanización de las telecomunicaciones en dos bandos tecnológicos, a la configuración de dos hemisferios digitales, uno ligado a China y otro a Estados Unidos. Europa tendrá que plantearse en cuál de los dos quiere estar, si no es capaz de crear el suyo. Si en los próximos meses se alcanzarse a un acuerdo en la guerra comercial entre EEUU y China, las tensiones tecnológicas disminuirían. No obstante, la pugna por la supremacía tecnológica en telecomunicaciones, robótica, biotecnología e inteligencia artificial continuará durante las próximas décadas. Será la Guerra Fría del siglo XXI. Y ojalá sea así y no caigamos en la trampa del historiador griego Tucídides que decía "cuando una potencia emergente amenaza la hegemonía de la potencia ya establecida, la guerra es inevitable". Según el escritor Graham Alison, de los 16 casos en los que se han dado las circunstancias de la Trampa de Tucídides tan sólo en cuatro se consiguió la paz, 12 acabaron en sangrienta guerra.

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