Volvió a suceder. Comando actualidad fue postergado a las dos de la madrugada. Pero no se trataba de una entrega cualquiera. Los reporteros no hablaban de los pueblos más bonitos de España ni de los guisos más ricos en las rutas gastronómicas. Los de Comando se dedicaron a poner rostro a quienes viven en la más absoluta precariedad laboral.

En la primera de las piezas Julia Varela viajó hasta el barrio de Carrús de Elche (donde por cierto se ubican las calles con alquileres más baratos de España; la más cara es el Paseo de Gracia de Barcelona). Varela charló con las aparadoras de calzado, según algunas estimaciones 7.000 en toda la provincia de Alicante, que después de trabajar en sus domicilios o en talleres clandestinos durante varias décadas, se encuentran a la hora de la jubilación con que en la hoja de su vida laboral apenas aparece algún año cotizado. Escuchamos sus reclamaciones, a algunas ni siquiera les vimos la cara, puesto que temían perder su trabajo precario si eran identificadas.

Como si detrás de los programadores hubiese una mente perversa, o con ganas de broma, resulta que el telonero de una de las entregas de Comando más duras y comprometidas se ubicó detrás del estreno de la nueva temporada del concurso Masterchef, que a su vez estaba ahí para asegurarse una audiencia millonaria tras un partido de la selección española de fútbol que ha terminado siendo lo más visto de este mes, vale.

Todavía hubo quien justificó el despropósito sacando pecho por la cuota lograda: Comando actualidad tuvo un 14%. Debo ser duro de mollera, porque sigo sin entenderlo. Para apuntalar cifras, pan y circo, fútbol y alta cocina. Y la España real, la que hace la compra diaria en un economato midiendo hasta el último euro, camuflada a las tres de la madrugada. Bravo por la pública.

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