Una pregunta muy muy tonta : ¿hay alguien en el Gobierno que haga una mínima reflexión sobre las consecuencias del coronavirus antes de tomar decisiones, tanto económicas como de prevención del contagio? ¿Alguien que haya consultado con los expertos de la Organización Mundial de la Salud, que haya replanteado la decisión de centralizar las compras sanitarias que han traído tan dramáticas consecuencias? ¿Alguien, en suma, que se haya tomado la molestia de pensar, sólo pensar un minuto, para hacer bueno el refrán de que el mejor de los sentidos es el sentido común?

La angustia que invade a los españoles se incrementa al ser conscientes que el futuro de este país y de todos y cada uno de nosotros depende de un grupo de incompetentes que no tiene la menor idea de cómo abordar la situación.

Vivimos gracias a los sanitarios que se están dejando la piel, y gracias a miles de funcionarios que desde sus diferentes destinos cumplen con lo que consideran que es su deber; en muchos casos haciendo oídos sordos a las instrucciones de las autoridades políticas, y sé bien lo que digo. Para desgracia de todos, España cuenta con el peor Gobierno en el peor momento de su historia democrática y no se le puede echar porque ha sido democráticamente elegido.

El equipo económico toma decisiones que no hay un solo experto que considere acertadas. Ni uno. Cualquier informe riguroso sobre las consecuencias de la paralización demostraría que esas medidas crujen aún más a todas las empresas, grandes medianas y pequeñas… y al empleo.

Ese informe riguroso que obligatoriamente tendría que haber hecho el Gobierno, no aparece por ninguna parte. Lo que lleva a pensar que no lo han redactado, pues en caso contrario ya lo habría hecho público para demostrar que no yerra al decretar la prohibición del despido y el cese de toda actividad no indispensable.

Es la hora de resistir, aunque lo que sale es llorar por la ineptitud de los gobernantes.

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