Análisis

josé j. arenas

Físico de Sistemas Complejos Asesor del Centro de Ciencia Principia

¿Por qué recordamos el pasado y no el futuro?

A mis hijos, Hugo y Leo, de seis y dos años respectivamente, les enloquece cenar huevos al Baño María. Usualmente, conecto la vitrocerámica y, cuando el agua del cazo ha alcanzado la ebullición, introduzco dicho alimento por un breve tiempo para que la yema siga en estado líquido. Lo verdaderamente extraño es que nunca me ha ocurrido que, al colocar el recipiente metálico con agua al calor, esta comience a enfriarse hasta congelarse y, a cambio, la vitrocerámica eleve su temperatura más y más. Pobres pequeños míos, ¡qué decepción se llevarían!

La anécdota anterior, junto a la cuestión planteada, nos provoca preguntas: ¿y por qué no? Parece que el fluir de las transformaciones y la energía de la naturaleza tiene un sentido. La Termodinámica ha escrito mucho sobre ello, y resulta que también tiene relación con lo que se denomina la flecha del tiempo: del pasado al futuro. El concepto del tiempo siempre ha perturbado a lo más profundo de nuestras mentes, rasgado nuestras emociones, pero no podemos escapar de él. ¿O sí? Amigo inseparable, pero crudo al final de nuestra propia existencia… ¿qué es el tiempo?. Se preguntaba el poeta Luis Cernuda en Ocnos, en 1942: "¿Cuántos siglos caben en las horas de un niño?" Y es que conforme crecemos, conforme la vejez nos acecha, el tiempo parece transcurrir más y más deprisa. Sin embargo, aparte de nuestra propia percepción y emoción, la física y la filosofía también están atrapadas en este concepto. El tiempo tiene velocidad (sí, velocidad), ya que transcurre a un segundo por cada segundo. Esto puede parecer obvio, pero resulta que si nos movemos a distintas velocidades (cercanas a la de la luz), nuestros relojes se mueven a ritmos diferentes, algo que ya avanzó Einstein en 1905. Por otra parte, este mismo científico demostró que el tiempo se ralentiza en las inmediaciones de un cuerpo con una enorme gravedad. Aparentemente, el tiempo es lineal, de pasado a futuro, de ayer a mañana pero, ¿podría no serlo? Se han postulado la existencia de curvas cerradas de tiempo, como supuso el matemático Gödel en 1949, lo que significaría que se podría regresar a un estado anterior de tiempo (¿viajes al pasado?). Viviríamos en un Universo desconcertante entonces, ya que los efectos podrían preceder a las causas, o lo que es lo mismo, hacer algo antes y decidirlo después, o llegar a un destino antes de salir hacia él.

¿Y si el tiempo no existiera? ¿Cuánto dura un instante? ¿Pasa el tiempo o pasamos nosotros? ¿Tuvo este un inicio?El físico teórico Carlo Rovelli, aborda estas y otras cuestiones en su libro, publicado este mismo mes: El Orden del Tiempo.

Ahora que mis palabras se agotan, ahora que el último párrafo envejece al resto, la duda me asalta:¿Se habrá publicado este artículo antes de que lo escriba? El tiempo lo dirá.

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