LAS acciones de Abengoa subieron ayer más de un 9% en la Bolsa de Madrid. Ha sido la respuesta rotunda de los mercados financieros a la noticia de su participación en la instalación en Estados Unidos de la mayor central solar del mundo. El desbloqueo lo anunció el presidente norteamericano, Barack Obama, en su habitual discurso radiofónico de los sábados, al conceder la garantía federal del crédito de 1.154 millones de euros a Abengoa Solar, filial de la multinacional andaluza, para que pueda iniciar la construcción de la planta el próximo otoño en el estado de Arizona. La central producirá 250 megavatios de energía eléctrica, destinados a satisfacer la demanda de 70.000 hogares. Será la más potente del mundo en su especialidad, aunque la supera el complejo de plantas existente en el desierto de Mojave, en California, y también producirá menos que el conjunto de plantas que la propia Abengoa ha puesto ya en marcha en el pueblo sevillano de Sanlúcar la Mayor. La planta de Arizona constituye un hito más, aunque muy relevante, en la amplia y exitosa trayectoria iniciada en 1984 por Abengoa en el campo de la energía solar en Almería. Abengoa es un auténtico paradigma de que la iniciativa y la innovación con éxito son posibles, además de necesarios, en Andalucía. Partiendo de una pequeña empresa familiar del sector eléctrico, Abengoa ha sido capaz de consolidarse como una gran multinacional, que investiga y desarrolla tecnologías que se exportan a todo el mundo, y ello sin necesidad de integrarse en compañías más potentes y conservando sus señas de identidad sevillanas y andaluzas. Su sede corporativa continúa estando en la capital andaluza, en un campus de excelencia que es a la vez modelo de eficiencia energética y ahorro y modelo de investigación y producción de energías renovables. Sus ventas ascendieron en el primer trimestre del año a 1.208 millones, un 13% más que en el mismo periodo del año anterior, y emplea a 24.000 personas. Un ejemplo de iniciativa empresarial ajeno al puro corto plazo, que apuesta por la formación y la innovación tecnológica. Un ejemplo de la Andalucía que queremos, y que es posible.

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