Postales desde el filo

Acto final

La izquierda debe retomar un proyecto de país basado en la cohesión territorial y la integración social

Hay quien se cree Napoleón y se pasea por la sala del psiquiátrico con la mano en el pecho y también reos que se sientan en el banquillo convencidos de ser ellos los que juzgan al tribunal. Afirman en su enajenación que la democracia está por encima de las leyes, una dicotomía inexistente: puede haber leyes sin democracia, pero no al revés. Pensaba en estas cosas mientras Sánchez anunciaba la convocatoria de elecciones. El fin de la legislatura se ha precipitado. El penúltimo acto fue el desafortunado malentendido del relator. Un error, un fallo de comunicación que en las democracias mediáticas puede tener consecuencias desproporcionadas, como lo prueba la histérica reacción de las derechas políticas y mediáticas. Sin embargo, el acto que ha puesto fin a la legislatura estuvo brillantemente protagonizado por la ministra Mª Jesús Montero. Su impecable defensa de las cuentas nos deja la sensación de oportunidad perdida: se rechazaba el primer presupuesto que cambiaba el sentido único que, desde la crisis, han tenido las políticas económicas, basadas en una brutal devaluación interna cuyas letales consecuencias sociales, económicas y fiscales son sobradamente conocidas. Pretendían volver la mirada a lo social. Lo paradójico es que ese viraje progresista haya servido para romper la mayoría parlamentaría que sacó a la derecha del gobierno. Una vez más el eje izquierda-derecha ha sido desplazado por el de la cuestión identitaria y territorial. Esa ciénaga pantanosa en la que, mucho me temo, se desarrollará la campaña y las elecciones del 28A. Decía Javier Marías, en su último artículo del El País Semanal, refiriéndose a los separatistas: "Durante estos seis años han acumulado insultos , desdenes, calumnias y agravios sin fin hacia "los españoles". Con especial inquina hacia madrileños, andaluces y extremeños". Somos muchos los que, estando ideológicamente situados en las antípodas de los de la Plaza de Colón, nos hemos sentido ofendidos por esos ataques a nuestra democracia a los que se refiere Marías. La izquierda debe retomar un claro proyecto de país basado en la cohesión territorial y la integración social. Y corregir el desatino de pretender desvincular la cuestión social de la territorial ya que ambas cosas están indisolublemente unidas en nuestro sistema autonómico. Y, sobre todo, la izquierda debe evitar el grave riesgo de ser absorbida por el agujero negro de la cuestión independentista.

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