Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

¡Agosto, a la ducha ya!

Si ya de por sí agosto es el mes más raro del año, aquel donde toda costumbre y bendita rutina se arrincona, el de este cuyo guarismo, 2020, parecía juvenil y renovador ha sido raro por arrobas, e infausto, y nada augusto. Algunos, hablando de oídas como loros de pandemia, fijamos en el octavo mes del calendario gregoriano el límite del contagio: "Si en agosto continúan los contagios, malo; si en diciembre no hay vacuna, peor". No recuerdo haber tenido base alguna para haberle confiado tal presagio a algún amigo, bien puede que con la vista perdida en las nemerosas y visionarias nubes de Casandra, sacerdotisa de Apolo, que a cambio de un quiqui -qué dioses aquellos, Dios mío- concedió a la muchacha el don de la adivinación, normalmente fatalista. Por cierto, Apolo se quedó sin revolcón y castigó a Casandra a nunca ser creída soltándole un salivazo en la boca. No disparen al pianista: los detalles del mito son éstos. Pues bien, en fatal potra, acertamos, y agosto se va sin que el coronavirus se haya ido. Ha rebrotado, y no de higos a brevas: es que nunca se había ido.

Quien sí se ha ido, me temo, es Messi, en gran espantá, del mejor equipo de la historia, que no es ni mucho menos el Barça de ahora, sino aquel que nutría al rosarino de balones, huecos, asistencias, faltas; es decir, el de Xavi y, ya metidos en dioses, Iniesta. Estamos ante un síntoma inequívoco de un cambio de ciclo en este país: el negocio del fútbol se quedará tocado y emigrará en buena parte a Inglaterra. Messi se marcha de hecho en agosto, millones arriba o abajo en su acuerdo de salida de España y Cataluña. 20 años de més que un club tenían frito a Leo, que nunca quiso aprender catalán y veía en el fútbol sólo juego, deporte y espectáculo. Y montañas de plata, claro.

También se fue en agosto Pedro Sánchez. Se reinventó en empleado de a pie, pasando de ser de verdad líder ante la situación más crítica de la España contemporánea. Temiendo que fuera su último año de palaciego estío de gorra por el cargo, se ha ido casi tres semanas, ¿se habrá guardado un para hacerse un Praga-Budapest en otoño con Begoña y dos parejas de amigos? Cuando ha vuelto, ha instrumentado su jugada maestra: "Autonomías, ahí lo lleváis". Como diría aquel presidente del Betis, Lopera: "¡Pa ustede!". Qué habilidad. En el otro lado del ring, otro desaparecido, y no sólo en agosto: Casado, a quien no paran de crecerle los enanos (mote que los merengues, en su dolor, aplicaron al propio Messi). Pongámonos bien alto September de Earth, Wind and Fire, que siempre anima.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios