Ahora Marbella

Debemos reflexionar sobre aquellos partidos que se unieron bajo el único objetivo de desbancar a la derecha

Si hace un par de meses nos encontrábamos con la noticia de que el PP volvía a gobernar en Rincón de la Victoria, ahora llega la misma situación a Marbella. El equilibrismo político tras las últimas elecciones municipales ha sido muy difícil de sostener, especialmente cuando bastaba un solo concejal para que todo cambiase y, sobre todo, cuando se van acercando las siguientes elecciones y algunos no quieren seguir compartiendo incómodas compañías.

Y el tema debe hacer reflexionar a todos aquellos partidos que se unieron bajo el único objetivo de desbancar a la derecha. Porque, si bien esto puede convencer a muchos al inicio, después hay que gobernar durante años y es ahí donde nacen los verdaderos conflictos. No todo puede ser el reparto de cargos, sueldos y prebendas que, curiosamente, es lo que trasciende de estos pactos, sino que los ciudadanos esperan conocer qué tipo de actuaciones se quieren llevar a cabo. En el futuro los marbellíes podrán valorar con sus votos comportamientos tan antagónicos como el acoso al festival Starlite o la reapertura de la UNED en su municipio.

Evidentemente este tipo de posicionamientos y separaciones se van a acelerar a partir de ahora, especialmente cuando muchos ven peligrar su futuro. La reciente creación de corrientes ideológicas como Actúa, encabezada por Gaspar Llamazares y Baltasar Garzón, son una muestra más de la incomodidad que supone para muchos la rigidez de los partidos. La entrega sin reservas de IU a Podemos empieza a pasar factura y sus propios votantes no distinguen ya quien es quién en esa coalición. La defensa a ultranza de los postulados de Iglesias por parte del otro Garzón, Alberto, es difícil de comprender por aquellos simpatizantes del comunismo que ven, y con razón, como la desaparición de IU está a la vuelta de la esquina. Y el problema es que si no se presentan en las próximas elecciones puede que nadie los eche en falta.

Esperemos que esta nueva etapa en Marbella no signifique simplemente la conservación de cargos o la liberación de concejales para ser rentados. El ejemplo patético del pacto en Castilla-La Mancha entre PSOE y Podemos permitiendo que los funcionarios con cargo público alcancen el máximo nivel, sin necesidad de oposiciones, es un aliciente más para pertenecer a la casta. Sí, aquella casta que decían querer liquidar en otros tiempos y que ahora no saben como empoderarla aún más.

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