La esquina

josé / aguilar

Ahora toca ser "sociales"

HAY quien dé más? En la frenética carrera hacia La Moncloa los candidatos pujan por el favor popular en una espiral algo obscena de ofertas al alza. La subasta se presenta en forma de anuncios preelectorales con el apellido, siempre socorrido, de lo social. Consideran, con notorio desparpajo, que ya están cumpliendo con las exigencias de la regeneración democrática y se han lanzado a cubrir el flanco de la desigualdad. Ahora la prioridad resultan ser los pobres.

Pedro Sánchez abrió la piñata con la promesa de crear un Ingreso Mínimo Vital para ayudar a 730.000 familias en riesgo de pobreza o directamente pobres, con un coste que se estima superior a los 6.000 millones de euros anuales. Uno de los jóvenes cachorros que aparentan la renovación del PP le ha replicado que eso es vender humo, mientras que el Gobierno sí tiene un compromiso serio: destinar a los precarios y desprotegidos los 2.000 millones ahorrados en prestaciones por desempleo (¡hay tantos parados de larga duración que el subsidio sólo cubre a la mitad de ellos!).

Ciudadanos lo llama Complemento Salarial Anual, y no se queda corto en la promesa. Si gobierna Albert Rivera el Estado tendrá que sacar 7.800 millones de euros al año, más que Sánchez, para afrontar este gasto. ¿De dónde? Ciudadanos cree que será suficiente con eliminar las deducciones en el impuesto de sociedades, simplificar la Administración y luchar contra el fraude fiscal, la gran panacea de la que todos hablan y nadie se toma en serio. Antes que todos ellos -aunque después que IU- Podemos ofreció un Plan de Garantía de Renta que de momento solamente se concreta en mejorar y coordinar las rentas de inserción vigentes en algunas comunidades autónomas.

Cómo será la fiebre promisoria de lo social que hasta la candidatura independentista que lidera Artur Mas -el único presidenciable conocido que no encabeza su lista, sino que va en cuarto lugar- se presenta a los catalanes oculta detrás del trampantojo de un programa social. Incluye, cómo no, un plan de rentas sociales que resulta ser el mismo que Mas ha rechazado una y otra vez desde que preside la Generalitat. Quizás es el que lo tiene más difícil: quien vote esa lista estará apoyando la soberanía de Cataluña, pero también al gobernante que más recortes sociales ha impuesto y al partido español -todavía- con más alto índice de corrupción por habitante y por kilómetro cuadrado.

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