Alicientes para las vacunas

Hay que convencer al pueblo. Para ello es conveniente crear el carné del vacunado y dar ventajas a los cumplidores

Hemos llegado al día de gloria de los vacunados. Van a empezar hoy en España, y es como poner las primeras piedras para el final de la pandemia. A la vez hay que seguir con las medidas de seguridad. Y afirman que la vacuna es segura mientras no se conoce cuando nos llevará a la inmunidad de rebaño. Se supone que para el verano de 2021, o quizá para el otoño. Para lo que será fundamental que dos tercios de los españoles estén vacunados. Y ahí viene lo más difícil: hay que convencer al pueblo. Para ello es conveniente crear el carné del vacunado y dar ventajas a los cumplidores. Eso lo saben hasta los parvulitos de marketing.

Lo más urgente es acabar con las desconfianzas. No se conseguirá vacunando primero a los mayores de las residencias, con todos los respetos. Si sufren reacciones adversas dirán que son personas de riesgo. Por ello, sería oportuno que se vacunen ya los políticos, siguiendo el ejemplo de Joe Biden. Si Pedro Sánchez y Pablo Iglesias sirvieran como reclamo, se disiparían muchos recelos. Además, recuerden que las señoras de Sánchez e Iglesias y un amplio elenco de políticos, como la vicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo, o la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso, ya han sufrido la enfermedad y se les supone con anticuerpos. Para incentivar la vacunación, hacen falta políticos, deportistas e influencers que aporten un buen ejemplo. Empezar con las Maggies y los Shakespeare de España no bastará para convencer a los indecisos.

El CIS de Tezanos ha elevado hasta el 40% el porcentaje de españoles dispuestos a ser vacunados. Son pocos todavía. De ahí que sea oportuno exigir el carné de la vacuna. Por ejemplo, para ir a los partidos de fútbol, para conseguir sillas y palcos en Semana Santa, para poder participar en las ferias y fiestas andaluzas, para el ocio nocturno de las discotecas… Los vacunados podrían tener descuentos en comercios y espectáculos. Así como prioridad en los bares a la hora de merendar. O incluso a la hora de almorzar y cenar. Y por supuesto para cruceros y vuelos internacionales.

En China acabaron con el coronavirus gracias a que la gente estaba controlada a través del teléfono móvil. Sin cumplir los requisitos de salud exigidos no podían entrar en lugares públicos. No es una discriminación, ni invade la intimidad. Es detectar la realidad: Pedrito está vacunado y Pablito no. O al revés. Poner a cada cual en su sitio. Dar ventajas a los valientes, favorecer a los que se arriesgan por los demás.

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