Amenazas y banderas

Resulta doloroso y humillante presenciar manifestaciones en las que se hace el saludo fascista

La extrema derecha siempre necesitó dos elementos para movilizar a sus seguidores. Uno es la búsqueda de una amenaza que pueda generar un discurso de alarma y confrontación. Precisa un enemigo que despierte un gran rechazo para, desde ese sentimiento, construir un discurso basado en el miedo y en el rencor. Por eso, desde el primer momento, Vox buscó un resorte dialéctico para galvanizar a sus fieles. El riesgo de la invasión islámica o la supeditación social a la supuesta dictadura feminista fueron reclamos que buscaron eco en determinados sectores. A partir de ahí, los dirigentes de esta formación han ido modulando sus razonamientos hasta fabricar su especial zona de confort. Desde que llegaron al Congreso, los episodios sobre la Guerra Civil Española, con alusión a personajes y sucesos ocurridos hace más de 80 años, cargados de manipulación y falsedades, han sido referencia recurrente en sus intervenciones parlamentarias. Han estado construyendo un escenario con falsos decorados para evocar un ambiente pre bélico que justifique la épica de su patrioterismo histérico.

El otro elemento que siempre acompaña su discurso son los símbolos, y aquí Vox se ha debatido entre la cobardía y el fraude. Le ha faltado valor para fabricar su propia parafernalia de himnos y bandera y tampoco se ha atrevido a desempolvar banderas de la falange o las faces o la esvástica o recuperar escudo franquista con el águila imperial. Han hecho algo peor. Han intentado culminar el latrocinio de arrebatarle a la sociedad española unos de sus elementos de identificación colectiva, la bandera constitucional. Pretenden así volver a los viejos tics del patriotismo exclusivo, de las acusaciones de traidores a España con la usurpación de símbolos y sentimientos que nunca les pertenecieron. Pretenden que la bandera represente una exclusiva forma de pensar y de sentir y de la que ellos son los únicos guardianes

Resulta doloroso y humillante presenciar manifestaciones en las que se hace el saludo fascista, se canta el 'Cara el Sol' y a la vez se enarbolan banderas españolas, cuando precisamente esas banderas, con el escudo constitucional, representan la victoria democrática de la sociedad española frente a una concepción autoritaria, dictatorial y excluyente que esos gestos y esos himnos evocan.

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