La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Andalucía no es un "régimen"

Aunque régimen es una palabra sin connotaciones negativas -sistema político por el que se rige una nación- en España nos suena al que se escribe con mayúscula para referirse al de Franco. Por lo que cuando se usa con intencionalidad crítica o burlona se connota como un sistema político totalitario y duradero. Por eso no me gusta que se llame al larguísimo gobierno del PSOE en la Junta de Andalucía "régimen" con minúscula aludiendo al que se escribe con mayúscula y tiene apellido franquista. Es cierto que no es democráticamente sano que un mismo partido gobierne durante tanto tiempo porque, casi inevitablemente, ello da lugar a clientelismo y corruptelas, como demuestran los casos de CiU en Cataluña, el PP en Valencia o el propio PSOE en Andalucía. Y sorprende que los escándalos apenas le pasen factura.

Pero no hace falta que les recuerde -aunque parece que hay quienes lo olvidan- que el largo gobierno de Franco (36 años) era una dictadura, mientras que el aún más largo del PSOE en la Junta (37 años) es la expresión democrática de la voluntad de los ciudadanos. Aunque su resultado sea, no ya el largo y mediocre gobierno socialista en Andalucía, sino Trump, Salvini, Bolsonaro o -entre nosotros- Torra, presidente gracias a la gestión parlamentaria de los votos de Junts per Catalunya y ERC (por acción) más la CUP (por omisión).

Pésimos resultados. Pero ponerlos en cuestión sería asumir el "no nos presentan" de los antisistema podemitas y 15-M asediando el Parlamento o el reciente intento de asalto de los independentistas radicales al Parlament. Sí nos representan, nos gusten o no, lo hagan mejor o peor, porque los han elegido los ciudadanos. Este es el juego democrático que, por supuesto, implica la crítica y la oposición. Pero nunca deslegitimar los resultados electorales. Solo si un gobernante vulnera los principios constitucionales está permitida la corrección, como sucedió cuando se aplicó el 155 al golpe de estado catalán.

Critíquese pues y hágase oposición con rigor y dureza, porque sin ello no hay democracia. Pero sin golpes bajos que pongan en cuestión la decisión de los ciudadanos. Si hace 37 años que el PSOE gobierna Andalucía es por voluntad de la ciudadanía. Y tampoco vengan con lo del voto cautivo, no ilustrado, rural o pueblerino. Salvo que se quiera volver al sufragio censitario que restringía el voto a quienes gozaban de altos niveles de renta o instrucción.

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