Andalûh

O çea, que debería escribir en andalûh (lo del "^" también es un misterio)

Entre la recopilación que realizó Julio Camba de sus artículos en 1921 en "La rana viajera", uno que me llama especialmente la atención y recuerdo de vez en cuando es "La raza". Reflexionaba el articulista sobre la construcción de una nación y cómo esta solo necesita de dos cosas: 15 años y un millón de pesetas de los de entonces. Cualquiera que cuente con estos dos requisitos, paciencia y posibles, puede hacer de Getafe un pueblo tras descubrir entre sus habitantes unos rasgos raciales diferenciadores de los del resto de habitantes del reino y unos modismos en torno a los que construir una lengua propia.

Recuerdo todo esto porque ayer fui obligado por mi hijo adolescente a tomar consciencia de la existencia del "proyecto" del grupo de "lingüistas, traductoras, conocedoras de la historia de las lenguas y hablantas particulares andaluzas" para dotarnos de una ortografía propia de esta tierra. Y digo yo, que nunca he tenido una ortografía excelente, que para qué necesito otra después de lo que me ha costado aprenderme esta. Y he aquí la respuesta de sus precursores: "evitar las posibilidades de faltas de ortografía y la consecuente ayuda para la enseñanza". O sea, que para evitar equivocarnos entre la "v" y la "b", eliminamos la "v", que muerto el perro se acabó la rabia. Si el asunto se quedase en esto, puede que hasta se lo comprase, pero el cambio de la "c" por la "k" cuando su sonido es /k/, me recuerda mucho más al vasco que a mi pésima ortografía andaluza natal. Lo mismo que la sustitución de la "s", "z", "j", "k", "v", "w", "ll" y "ch", por la "ç", cuya posición en el teclado es toda una incógnita cuasi insondable, me recuerda más al catalán que a la ortografía de un paleño. Y no es que me molesten estos recuerdos, es que no los tengo como propios de la forma en la que siempre he escrito o leído en Andalucía.

O çea, que debería escribir en andalûh (lo del "^" también es un misterio), que cien años después del artículo del gallego, la rana sigue en la misma charca en la que cada sapo aspira a que le reconozcan un croar diferenciado como paso previo a la reclamación de su dominio sobre la piedra en la que toma el sol. Asunto francamente preocupante en un país en el que, con independencia de la lengua en la que croen, los universitarios cada vez escriben peor. Pero como ya lo apuntó Camba, es un tema que necesita de su tiempo y a estos lingüistas se ve que les sobra.

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