La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

De Anguita a Teresa Rodríguez

Anguita logró 19 diputados y aglutinó a toda la izquierda radical; Teresa tiene 17 con una izquierda escindida e incapaz

Julio Anguita aglutinó a toda la izquierda radical andaluza, consiguió 19 escaños en el Parlamento y nutrió el sueño de un sorpasso al PSOE que nunca se produciría (Luis Carlos Rejón llegaría a los 20, que dilapidó con celeridad). Treinta y cuatro años después Teresa Rodríguez, ocupando el mismo espacio político, retrocedió a los 17 de Adelante Andalucía.

Treinta y cuatro años y varios líderes después, lo que hay es un enorme fiasco. La caída en términos numéricos es poco significativa (de 20 a 17, tampoco es que se haya hundido el mundo), pero políticamente resulta catastrófica. Porque gobiernan el centro y la derecha gracias a la ultraderecha y porque la capacidad de intervención e influencia de los herederos de Izquierda Unida es muy limitada y subordinada a la denostada socialdemocracia.

Y por el estado de extrema y continuada división en que se encuentra. Piensen: todo lo que se juntaba, e ilusionaba, en torno a Izquierda Unida-Convocatoria por Andalucía y bajo el liderazgo carismático de Julio Anguita, se reparte ahora entre Adelante Andalucía (que su vez reúne al pequeño partido de Teresa -Anticapitalistas- y los minúsculos andalucistas de Pilar González y Pilar Távora), Podemos Andalucía e Izquierda Unida andaluza coordinados en Unidas Podemos, más el grupito de Íñigo Errejón, que se hace llamar Más País, pero ha venido a restar más que a sumar.

Todos se reclaman como auténtica izquierda y todos practican el noble ejercicio de hablar en nombre de los trabajadores y del pueblo, con más convicción mientras menos votos concitan entre los trabajadores y el pueblo. En cuanto a sus diferencias, esto se parece más cada día a una edición remasterizada y milenial de La vida de Brian, con larguísimas disquisiciones entre el Frente de Liberación de Judea y el Frente Judaico de Liberación, y estériles debates sobre cómo conducir más correctamente la lucha contra los opresores romanos (el régimen del 78). El contexto tampoco ayuda: la referencia nacional objetiva de todos estos colectivos, que es el Podemos de Pablo Iglesias, va de capa caída, electoral, judicial, institucional y políticamente. La revolución se aleja.

El cisma de ahora será el definitivo. Se pelean a muerte por el grupo parlamentario y sus dineros, como buenos camaradas se profesan odio africano y las dos reuniones de conciliación han fracasado, aunque quedan para septiembre con esperanza renovada porque, dicen, hay un espacio para el diálogo, "que hay que poner en valor". Ilusos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios