Anomalías democráticas

El ejercicio académico obliga a plantearse preguntas continuamente. Incluso sobre hipótesis falsas

Cánovas y Sagasta son el paradigma democrático de Pablo Casado. Su Pacto del Pardo supuso que los dos partidos de la derecha española se repartieran el poder a la muerte de Alfonso XII, alternándose tan ricamente. Alternancia que, según el líder de la derecha española, es la base del sistema democrático. Casado cuenta las cosas a medias. La base de un sistema democrático es la alternancia en el poder, pero a partir de la libre decisión del pueblo expresada en las urnas. Para saberlo no hace falta tener un máster, independientemente de para qué habilite. El tema no es ni de primero de Derecho. Igual que, que dicha alternancia se construyó sobre el control del voto que ejercían los caciques locales en aquella sociedad rural y atrasada. Me lo explicaron en el colegio, cuando hice el BUP y en los libros de historia todavía se explicaba historia. Pero enunciado como lo hace, la permanencia del PSOE en el gobierno andaluz se constituye en una "anomalía democrática" que cree que sólo se ha dado en dos regiones europeas. A bote pronto se me ocurre Suecia, donde el Partido Socialdemócrata construyó el estado del bienestar durante 44 años, y la Viena del Partido Socialista Austriaco. Para nota. Una "anomalía" que le obliga a preguntarse delante de nuestros paisanos "si los andaluces somos de peor condición". Equiparando el ejercicio natural de la discrepancia, base de cualquier sistema democrático, con una deficiencia del pueblo que se empeña en no pensar como él. Lo que es peligroso, porque considerar que el oponente es deficiente es el primer paso para tratarlo sin respeto. Y de ahí a no verlo como un igual va un paso. Quizás esa sea una de las causas que puedan explicar por qué el Partido Popular no consigue ganar en Andalucía.

El ejercicio académico obliga a plantearse preguntas continuamente. Incluso sobre hipótesis falsas. Aunque no recuerdo cuándo la hoy por primera vez, la tesis de Casado no es nueva. Sí lo es que, según sus propias palabras en ese mitin en Jerez, el PP no quieren el poder, sino hacer las cosas bien. Lo que académicamente plantea dos preguntas. Primera: ¿cuántos años hacen falta para que se considere "anomalía" mantenerse en el gobierno? Segunda: como el PP gobierna en Málaga desde 1995 ¿perderán a conciencia las próximas municipales en Málaga para acabar con la anomalía de 24 años de gobierno o somos los malagueños de otra pasta por votar al PP?

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