Vivir con miedo e inseguridad

Siempre se ha dicho que el miedo es algo libre de poseer, pero cuando el miedo está basado en hechos concretos y reales, se convierte en una pesadilla continua, capaz de modificar una vida. Mi intención no es filosofear, quiero ser clara y concisa: Las personas que vivimos en urbanizaciones tenemos intranquilidad cuando nos enteramos que en las mismas se producen robos, saqueos, etc. Últimamente estos hechos se están produciendo no sólo cuando en la vivienda no hay nadie, sino que lo más grave es que muchos se están dando con los propietarios dentro. Los ciudadanos vivimos en un estado de inseguridad, ya que estos delitos también se dan en los pisos. Prueba de esto es que esta preocupación se ha colocado por delante de otras que eran antes primordiales, como el terrorismo. No me cabe la menor duda que esta inseguridad ha crecido con el Gobierno del PSOE y el efecto llamada de Caldera. España, se ha convertido en un país fácil para los delincuentes, porque no tiene ni usa los medios suficientes para controlarlos y porque la Justicia es blanda con estos hechos. No quiero decir con esto que los robos y asaltos que se producen en España sean todos cometidos por emigrantes, pero sí un porcentaje bastante alto. La emigración será un derecho de todos, pero la seguridad y tranquilidad de los españoles también y esto último no está garantizado. Es triste que hayas sacrificado parte de tu vida para poder tener una vivienda con una cierta independencia, que pagues vigilancia privada y, que encima, no estés tranquila ni segura. Que nadie me diga que esto es demagogia, porque lo he sufrido con un familiar muy directo, cuando se encontraba dentro de su domicilio, por lo tanto sé de lo que hablo. Aquellos que piensen o digan lo contrarios serán los que tengan escoltas o a los que con el dinero público se les paga su propia vigilancia y la de su familia. Como primer responsable de lo que está ocurriendo, tenemos al Gobierno, después vendrán los delegados del Gobierno y por último los ayuntamientos. Cada uno tiene una función específica, la cual debe cumplir a rajatabla. Es vergonzoso, como se está publicando en los últimos días en los medios de comunicación, que los vecinos tengan que constituir sus propias patrullas de vigilancia, porque en estas urbanizaciones rara vez pasa ni la Guardia Civil ni la Policía Local o la Policía Nacional. Esto se está dando no sólo en la zona donde vivo sino en cualquier lugar de España. Si no hay dotaciones suficientes no es problema de los ciudadanos, son los correspondientes entes los que deben aumentar las dotaciones y recursos necesarios para garantizar la seguridad de todos, ya que esto es un derecho fundamental, recogido por la Carta Magna, que reconoce el poder de elegir libremente tu lugar de residencia. De continuar con esta intranquilidad, tendremos que cerrar nuestros hogares, ya que tampoco es el momento de vender, y volvernos a la ciudad, donde tampoco se está seguro.

Francisca Cruzado (Málaga)

Han pasado los años en los que en España con 800.000 viviendas se construía una cantidad superior a la de Italia y Francia juntas. El año pasado las empresas inmobiliarias perdieron en bolsa 18,7 mil millones. El valor en bolsa perdió un 56% en relación con 2006. La reducción en la actividad trae también consigo otro tipo de consecuencias. Se espera por ejemplo que los despidos en la construcción den lugar este año a un aumento del paro del 8,8% al 9,5%. Aún no hay motivo para que cunda el pánico, pero existe preocupación. La mayoría de los expertos calcula tres años de crisis. Se está especulando mucho sobre la pregunta de cuánto bajarán los precios de las casas y de los pisos este año. El Instituto Nacional para la Estadística calcula que se producirá una bajada del 40% en la venta de casas. Esto significa en la práctica que los precios de nueva vivienda bajarán entre un 20 y un 25%. Portavoces del dimisionario Gobierno de Zapatero persisten en que la sangre no llegará al río. "Nuestro sector inmobiliario es uno de los mejores del mundo. La crisis no significará nada más que un suave aterrizaje", según previsiones de la ministra de Vivienda, Carmen Chacón. (...)