Arquitectos de vanguardia

Al llegar a la Plaza de la Marina, parece que el puerto haya frenado en seco su modernización

Durante la última década la transformación arquitectónica de Málaga ha sido constante. Desde la ardiente defensa de algunos por la conservación de los silos de grano en el puerto, hasta los miles de ciudadanos que hoy disfrutan paseando por el Muelle I, parece que hayan pasado siglos, pero todo ha ocurrido en pocos años. Sin embargo, ante cada nuevo planteamiento surgen las reticencias de siempre: ¿acaso esta ciudad no tiene derecho a dar el salto de modernidad que las demás urbes importantes están viviendo en el mundo?

Cuando se acometió la renovación portuaria y se abrió al paseo, la restauración y el ocio, para muchos fue la primera oportunidad de visitar lugares reservados a unos pocos durante siglos. Sin embargo, estos cambios siempre dependen de la valentía y el arrojo de los dirigentes de cada momento, cuya preocupación por conservar el cargo les pesa a veces más que la ilusión por hacer historia. De ahí que, al llegar a la Plaza de la Marina, parece que el puerto haya frenado en seco su modernización y no haya la misma disponibilidad hoy para continuar su transformación hacia el oeste. No es de recibo que el único discernimiento ciudadano sea si ponemos nuevamente, o no, la noria, porque este debate sería tan estéril como el de los silos de grano. De ahí que se requiera una mayor altura de miras para no dejar todo lo empezado a medias, o de lo contrario seguiremos creando infraestructuras modernas hacia el Muelle I y dejando lo viejo y caduco en la zona del Muelle de Heredia.

Por ello es reconfortante ver como los arquitectos malagueños siguen produciendo ideas y proyectos con una calidad bastante apreciable. Para los que disfrutamos visitando los nuevos diseños de ciudades que se están produciendo a lo largo y ancho del mundo, entendemos lo importante que es que la imaginación de nuestros técnicos no tenga límites. Hoy la sostenibilidad y la eficiencia energética, como paradigmas del desarrollo, no están reñidos con el confort y la calidad en la construcción, y todo ello aparece en las maquetas e ideas que se están aportando para nuestra ciudad. Por tanto, tratemos de vislumbrar que la cuestión no es cuando empezamos a renovar el Muelle de Heredia, sino cuando vamos terminando el Puerto. Es cierto que Málaga se ha ido conformando con muchas cosas sin terminar, léase la Catedral y sus torres, pero no podemos seguir siendo así por toda la eternidad.

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