¿Arroz con conejo o ir a votar?

Parece que estos botarates no se han enterado y convocan elecciones como si estuviesen citando para un botellón

Todos los años un grupo de amigos que fuimos juntos al instituto organizamos una juerga (ahora les llaman quedadas) en la que nos reunimos para hablar siempre de lo mismo. Recordar siempre lo mismo es como rascarse un sabañón: nunca te ves harto. Somos diecisiete y nos hacemos llamar Amigos de los 70. Solemos pasar un fin de semana en una casa rural (este año será en Ciudad Real entre el ocho y el diez de noviembre), donde nos damos a la charla, los paseos por el campo y las degustaciones gastronómicas. Uno de los miembros ha prometido que cocinará un arroz con conejo el domingo de la reunión. Así estaba programado hasta que los políticos que nos gobiernan decidieron que habrá nuevas elecciones el diez de noviembre. Un amigo que es sumamente respetuoso con la obligación de votar puso en el grupo de guasap que compartimos que deberíamos cambiar la fecha de nuestra reunión anual porque ese domingo hay cita con las urnas. "De eso nada, que cambien ellos la fecha de las elecciones", puso uno. "A mí me gustaría votar. En eso se basa la democracia", dijo otro. "Ya, pero están jugando con nosotros y nuestros votos. Se los cambian como si fueran cromos", le contestó aquel. Otro miembro del grupo puso que mejor es mantener la convocatoria de la juerga y aquel que quisiera votar, lo hiciera por correo. Otra opción sería suprimir el arroz con conejo para que a los juerguistas les diera tiempo de llegar a sus ciudades de origen para votar.

Antes de poner lo que yo pensaba, recapacité. Soy de los que piensan que unas nuevas elecciones no van a mejorar la gobernabilidad de este país, cuyos políticos se han ganado a pulso esa desafección que sufren los ciudadanos por la política en general y por ellos en particular. De un tiempo a esta parte tengo la sensación de que esa gente no me representa. Parece que estos botarates no se han enterado y convocan elecciones como si estuviesen citando para un botellón. Además, con esa actitud de repetir comicios es como si nos estuviesen diciendo que no sabemos votar y que estaremos así hasta que aprendamos. Soy también de los que defiende la abstención como fórmula válida para decirles a los políticos que no nos gusta su actitud. Así que al final puse en el guasap: "Yo prefiero el arroz con conejo que ir a votar". "Y Yo", puso otro. "Yo también", dijo un tercero. Y así hasta un total de diez. Ganamos por mayoría y no hay pactos que valgan.

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