La tribuna

Auditorio para escuchar el sonido del futuro

ACABAMOS de decidir la nueva fachada de Málaga, al seleccionar el proyecto de Auditorio que va a abrir por fin la arquitectura al frente marítimo y al todavía inconcluso alzado portuario. La decisión del jurado ha sido muy difícil, pues el concurso va a poner por muchos años una pieza crucial en un emplazamiento que ha de salir del anonimato informe y convertirse en forma animada. Desde la ciudad al mar y desde el mar al centro, ese espacio ha estado caracterizado hasta ahora por un conjunto de perfiles familiares a la tradición continuista del pasado mantenido con pocas transformaciones durante el siglo XX. Los proyectos de Jerónimo Junquera y Liliana Obal para los muelles 1 y 2 y el proyecto del Auditorio de Málaga, diseñado por los arquitectos Federico Soriano y Agustín Benedicto son los dos grandes referentes que competirán con la Aduana, la Catedral, Gibralfaro, la Equitativa y el hotel Málaga Palacio. Una postal que se ha sostenido casi inalterada hasta el momento en que el silo de cereales se demolió para abrir la ciudad al Puerto desde el Parque.

El concurso internacional, convocado en dos fases para elegir la mejor propuesta de arquitectura para Málaga en su frente litoral, ha tenido una participación del mayor prestigio con arquitectos de talla internacional y equipos mixtos formados por arquitectos españoles y nombres ilustres de la esfera internacional. 20:12 es el lema que resultó ganador.

La fecha 2012 anticipa que se trata de un proyecto apto para entrar con coherencia en la arquitectura del siglo XXI. Las razones que convencieron al jurado para seleccionar -en una reñida disputa- a éste de entre los otros dos mejor valorados fueron precisamente los rasgos de innovación y modernidad que caracterizaban su apuesta espacial interior y exterior. Desde la apertura pública a la prensa y al público de la exposición de los proyectos se han hecho fácilmente comprensibles estos argumentos, pues el proyecto deja clara su fórmula de gestación, desde los planos a la inteligente maqueta: Por un lado recoge los elementos principales del paisaje histórico urbano malagueño antes aludidos y los funde en una envolvente de volúmenes transformados para cumplir el programa de usos del Auditorio, como si adoptara un proceso de fusión de los elementos primarios rossianos para integrarlos en la arquitectura a generar. Por otro lado, secciona la generatriz interna de vistas y sonido de la caja de música, haciendo un riguroso estudio de visuales y un profundo análisis de los tiempos de reverberación. De esta manera el proyecto reproduce, desde dentro de la sala, las formas abiertas (animadas, diría Greg Lynn), las articula en planta y alzado para hacer una sección nodriza que es un recipiente simultáneo (de resonancia uterina) para la acústica lírica y sinfónica, claramente diferentes.

El proyecto también acrecienta su valor de implantación en el sitio porque carece de una única fachada y de una cubierta unitaria: Su sistema de concepción abarca una serie de propuestas volumétricas que conforman un espacio-fachada a la escala de ciudad y se integran en los frentes inconexos del frente litoral, señalándolos con un orden propio que acaba con el desorden preexistente. Para ello se dota de un envoltorio de piezas cerámicas que van a producir efectos de luz y color que cambiarán a distintas horas del día.

El edificio carece de metáfora, se sostiene en la idoneidad de la forma creada para la versatilidad acústica mediante la ruptura de la noción del espacio clásico de los auditorios del siglo XX. Saca el auditorio de la caja y lo vuelve versátil, mediante la exacerbación de su función sonora y a ella añade un proceso intelectual de gestación de la forma que procura apilar diferentes estratos ordenándolos mediante envolventes volumétricas agrupadas en torno a su corazón generatriz, que es la sala.

El resultado final es atractivo por la articulación interior que determina el efecto exterior identificador de su función, que se expresa hacia el mar con la fuerza de un edificio que es foco emisor y receptor de todas las perspectivas que integra, sin cerrar ninguna.

Tales ventajas han hecho merecedor de la confianza unánime del jurado a este gran proyecto de arquitectura. En contra de opiniones de algunos amigos y de opiniones publicadas de otros, las firmas nacionales e internacionales no han estado tan a la altura del proceso de reflexión sobre el sitio y sus orígenes, que almacena y reparte generosamente este proyecto de Auditorio de Soriano y Benedicto. Resulta que, en este caso como en otros, no ha habido influencias políticas y, los músicos, arquitectos, ingenieros e instituciones representadas, nos hemos decidido por la opción más completa y brillante para el sitio y el uso al que servirá. Sólo desde la ignorancia se pueden defender prestigios que no han llegado a este nivel, por muy brillantes que sean los nombres y las firmas no premiadas. Por fortuna, Málaga va a contar con un Auditorio proyectado para escuchar el sonido del futuro.

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