Desde la madriguera

Ignacio del Valle

Autónomos desfondados

Sangran por los números rojos, que es otra forma de desintegrarse entre dudas y deudas en estas circunstancias excepcionales

A los autónomos les salen estigmas. Sangran por los números rojos, que es otra forma de desintegrarse entre dudas y deudas en estas circunstancias excepcionales. Tras anunciar a todo plató, de rueda de prensa a la carta, tanta lluvia de millones para el tejido productivo y la asistencia solidaria, desde primera hora del martes 31, también en tromba, llegaron los cargos de los recibos con las cuotas a la Seguridad Social a 3,2 M de curritos. Al frente de cada empresa hay un autónomo, automono o astrónomo. Soy de admirar a las personas emprendedoras y a los empresarios. Se juegan el tipo de interés y asumen riesgos en vez de esperar a la sopa política y boba. Se exigen a sí mismos mucho y lideran con su ejemplo para trabajar, crear riqueza y paciencia para cobrar. Mire cómo estará la cosa de los pagos que, las administraciones públicas en estos momentos son ejemplares. Licitación, presupuesto, adjudicación si procede, ejecución, validación, e-factura y abono. Pero, en el ámbito de la empresa privada hay de todo y cuanto más grande es el contratante, se tiene mucha suerte si apoquina a menos de noventa días, un trimestre en el que el sujeto adelanta impuestos de I.R.P.F e I.V.A., tributa al fisco, porque si no hay factura declarada, no hay transferencia. Por eso se espera que los aplazamientos fiscales sean algo más que una engañifa. Es más fácil ver un unicornio que un adelanto o provisión de fondos. Estos desvelos se llevan en silencio, con los ojos muy abiertos en la madrugada. Entre autoesclavos es común el lamento y la pregunta ¿Cuánto dinero tienes en la calle? ¿Cuántos trabajos realizados tienes por cobrar? Y respecto a los comercios y negocios de abrir trapa estos días pasan como condenas tanto para empleados como para empleador. A falta de un fondo de maniobra decente, las empresas recurren a la financiación crediticia tras un rosario de informes, evaluaciones, avales, la vivienda, habitual como garantía primeriza, formalización del crédito o la póliza y a seguir p’alante. El p’alantismo es el lema del autónomo. En estos momentos hay muchas luchas a supervivencia o muerte confinada. La más importante es la de salvar la vida de las personas, pasar el trance. Al mismo tiempo se mantiene hibernada, en primavera, la economía terciaria y de servicios no esenciales. Autónomos desfondados, el próximo calvario de llorar por casa.

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