Uno de los nuestros

Las actitudes machistas no tienen color político, por mucho que se dejen engañar algunas

En el año 1990 Martin Scorsese dirigió la película Uno de los nuestros donde se reflejaba claramente como la pertenencia a la mafia daba permiso para cualquier cosa, siempre que pertenecieras a ella, haciéndote intocable ante los demás. Estas características del poder de la violencia y la sumisión al pensamiento único empiezan hoy a pesar mucho en nuestras cadenas de televisión, por lo que va siendo hora de que alguien ponga freno a tanto desenfreno.

Las imágenes en pantalla, en periodo de máxima audiencia, de un presentador ordenando a gritos a una colaboradora que no le consentía lo que estaba expresando, ha dejado helados a propios y extraños. Pero lo más sorprendente es que no ha habido ninguna condena colectiva, por parte de los movimientos feministas o humanistas, ante tamaña desfachatez y agresividad pública. Y como resultado la libertad de expresión, de la que estos mismos individuos presumen, está siendo coartada como en cualquier dictadura, pero justificándola bajo el paraguas de la democracia.

Es muy complejo, desde el punto de vista ciudadano, entender porqué las izquierdas siguen permitiendo que términos como el de "macho alfa", "azotar hasta que sangres" o "no te permito" dirigido a mujeres, sean permanentemente perdonados. No solamente es indigno para ellas, sino que tiene muy poca credibilidad el que sólo se critiquen las acciones machistas en función de la ideología del culpable. Porque al final, el ser "uno de los nuestros" es la excusa fácil para mantener calladas "a las nuestras", es decir, el sometimiento y la obediencia ciega de todas las simpatizantes hacia el líder, tan impropio de partidos presuntamente constitucionales.

Pero la protección de algunos, que se autodenominan progresistas pero que realmente buscan el derecho de pernada, debe acabar. Las actitudes machistas no tienen color político, por mucho que se dejen engañar algunas, y nuestra sociedad sólo podrá acabar con estos comportamientos si es capaz de enfrentarse a las causas y a sus actores, impidiéndoles aferrarse a cualquier ideología que les facilite o esconda sus actos violentos. Y además, es importante que las generaciones futuras conozcan cuales son los límites infranqueables para saber descubrir a quienes los rebasan, porque como decía el estadounidense Mark Twain "El carácter de un hombre se puede aprender por los adjetivos que habitualmente usa en sus conversaciones".

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