Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

Bajos fondos

Al final son más interesantes las mujeres. No al lado de ni junto a... Sino en el poder

Hace unos días compré el ¡Hola!. La última vez que lo hice fue por encargo, hará más de cuarenta años. Mi padre debió darme dinero y decirme: "Ve a por el ¡Hola! para tu madre y tráeme a mí un paquete de Ducados". Entonces los niños podíamos comprar el tabaco a nuestros padres. Esta vez he comprado la revista por voluntad propia. Me pudo la curiosidad. Pasé por delante de un quiosco, eché un vistazo rápido sin pararme y la vi: allí estaba Ivanka Trump mirándome desde una portada dorada. Todas las demás protagonistas (secundarias) de la primera plana eran mujeres. Si las tornas no han cambiado desde hace más de cuarenta años supongo que el público mayoritario de la revista sigue siendo femenino. A mi madre no podía faltarle ni una semana. Flipaba -desconocíamos entonces este verbo, y ella aún más- con damas como Grace Kelly, ya princesa de Mónaco; Jackie, mucho más Onassis que Kennedy; las nietas de Franco, que la fueron decepcionando al creer la muy ilusa que por pertenecer a la estirpe del caudillo de España por la Gracia de Dios iban a mantenerse firmes ante ese invento de herejes que era el divorcio, y sobre todo Farah Diba, la esposa del Sha de Persia -hoy Irán-, Reza Palehvi, de cuyo siniestro régimen nada se decía, obviamente, en aquellos reportajes a todo color. Ni que decir tiene que el disgustazo que le dieron a mi madre Jomeini y sus guardianes de la revolución fue tremendo: no había ningún glamour en las mujeres de la República Islámica, claro. Y ella siguió a Farah Diba a través de su exilio de la mano del ¡Hola!.

Así que muchos años más tarde ahí estaba, ante la hija de Trump, igual que ante esas otras mujeres, como cuando le echaba un vistazo al ¡Hola! de mi madre (más que nada por algunas nietas de Franco: Mariola y Merry, la que se casó con Jimmy Giménez-Arnau). A ver qué dice de Ivanka, me dije al abrir la revista. Y fue volver a aquellos días. Lo que funciona bien no hay que cambiarlo. Y así, transmutada la república de Estados Unidos en un país de cuento de hadas (???), Ivanka es ya en esas páginas "la princesa de América". No supe mucho más, pero no hay duda, pasa siempre: al final son más interesantes las mujeres. No al lado de ni junto a... Sino en el poder. Con brillo o en mate, uno no ha podido resistirse a saber más, llegado el momento, de Eva Braun que de Adolf Hitler, y mucho más de la fanática de Magda Goebbels que de su marido, y de la atracción fatal de Clara Petacci por Mussolini. Nadie como ellas sabe de los bajos fondos del poder. Y más aún de los de los poderosos.

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