Bandera blanca, y verde

El amor a Andalucía, o a Málaga, es un sentimiento primario y profundo, como el amor filial

El día de Andalucía, como el día de la Provincia, siempre me provoca cierto desconcierto. El resto de días especiales son mucho más fáciles de interpretar. El día del Padre, de la Madre o de los Enamorados, por ejemplo, sé perfectamente lo que esperan de mí: que compre algo. Es sencillo, hoy en día todos los sentimientos se utilizan para que pases por caja. El amor, el deseo, la felicidad, el éxito. Todos se usan para empujarte a consumir, y normalmente con bastante logro. Pero también con bastante transparencia, en todo momento yo sé que al Corte Inglés mi madre le importa un pimiento. Y mi padre. Y mi matrimonio. Y hasta el nacimiento de Cristo. No hay trampa, ni cartón.

Tenemos también días que intentan despertar el interés por alguna actividad, como el día del Libro, que es fabuloso en la Térmica, o el día de la Bicicleta. Tenemos días reivindicativos, como el día del Cáncer o el de la Mujer, que intentan dar visibilidad y concienciar sobre algún problema grave, y movernos a reaccionar. Y en todos ellos es fácil encontrar el sentido. Pero, ¿qué se espera de mí en el día de Andalucía? Queda claro que apelan a un sentimiento, el amor a tu tierra, pero es un sentimiento que no deja de ser obvio. Los andaluces naturalmente que amamos Andalucía, por la misma razón que amamos a nuestras madres. Lo que sería paradójico, de hecho, es que amáramos ardientemente a Mongolia o a Checoslovaquia.

El amor a Andalucía, o a Málaga, es un sentimiento primario y profundo, como el amor filial. Cuando estoy fuera, naturalmente que echo de menos su luz, sus paisajes, sus playas, su gastronomía, sus gentes, mi gente. Pero es un sentimiento que dista mucho de tener que ver con los grandes protagonistas y promotores del día de hoy, la política y la oficialidad. Detrás de este tipo de días siempre hay una administración en el papel principal, hasta el punto que queda la sensación de que sin la Junta de Andalucía no habría Día de Andalucía, lo mismo que sin la Diputación no habría Día de la Provincia. Y eso hace que el 28 de febrero uno se pregunte, ¿es el día de Andalucía o es el día de la Junta de Andalucía? Y no es que me parezca mal que tengan su día de gloria, simplemente que cuesta encontrar una conexión sentimental con eso. Pero, bueno, todo sea por una Andalucía libre, España y la Humanidad.

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