Al margen

Ramón Triviño / Almargen@malagahoy.es

Banderazo

CON la puesta de largo de María Gámez se puede decir que se ha dado el banderazo para la carrera electoral de la próxima primavera. La equivocada administración del proceso de elección del candidato socialista a la Alcaldía de Málaga por parte de Miguel Ángel Heredia y Francisco Conejo complicó las cosas más de la cuenta, e incluso ha conseguido enervar a parte de la militancia que se sentía dispuesta a cualquier cosa con tal de poder aparecer como alternativa viable a la ya larga estancia de De la Torre en la Casona del Parque.

Al final, han llegado hasta el punto de partida sin demasiados destrozos, en apariencia todo son unanimidades, si se exceptúa la legítima posición de Ignacio Trillo, que entre otras, tiene la virtud o el defecto, según se mire, de desquiciar a Heredia y su equipo. Gámez ha tenido la suerte de que Pepe Griñán accediera a apadrinarla, lo que sin duda ha supuesto un elemento clave para empezar la precampaña con buen pie. El discurso del secretario general de los socialistas andaluces el pasado viernes olía distinto, mostraba otro aire y, como casi siempre, Griñán conseguía encandilar al auditorio. Estoy convencido de que si el presidente consiguiera entrevistarse de cuerpo presente con cada uno de los electores otro gallo le cantaría al PSOE y las encuestas no darían a sus dirigentes tantos quebraderos de cabeza, aunque traten de evitar, con bastante fortuna, el pánico escénico.

Ahora más que nunca, como reza el eslogan de la campaña del Partido Popular (PP), la batalla electoral va ser encarnizada, puerta a puerta. Todos se lo juegan todo y parecen dispuestos a emplear las fórmulas posibles para sumar votos. Ahí está como ejemplo de la semana el fichaje del alcalde andalucista de Benamocarra como cabeza de lista del PP, aunque por el momento no haya consentido incorporarse a la disciplina de esta organización.

De vuelta a la capital, añadir que De la Torre, que sale como caballo ganador en todas las apuestas, con un elevado grado de conocimiento y satisfacción entre los ciudadanos, se va a tener que poner las pilas en el terreno de las ideas y de los proyectos. Es palpable que el actual mandato de la Corporación municipal malagueña no ha sido brillante, más bien se han dedicado a la administración ordinaria y no tienen grandes cosas, aunque sean muchas, que vender al electorado. De la Torre deberá echar mano de la chistera en la que su pléyade de asesores tendrán que colocar elementos suficientes como para que el tiempo que debe transcurrir hasta el mes de mayo no juegue en contra de las pretensiones del regidor de ser reelegido para un nuevo mandato.

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