Baños del Carmen

Un proyecto consensuado por todas las administraciones al que Costas solo le pone dos requisitos

Todas las navidades escribo una carta a los Reyes Magos que publico en esta misma columna. En ella pido un montón de cosas que me hacen ilusión, y para ver si así enternezco su corazón, argumento que no solo serán para mí. Que las compartiré también con mis vecinos. Pues, ni caso. Y así desde hace ya 7 años y hasta hoy, que me he levantado con la noticia de que Costas ha recibido el proyecto constructivo de los Baños del Carmen. No me lo podía creer. Desde que empecé a interesarme por la arquitectura siendo un adolescente, llevo escuchando que se iba a recuperar esa zona de la ciudad que acaba de dar un paso de gigante. Un proyecto consensuado por todas las administraciones al que Costas solo le pone dos requisitos. Primero, que se culmine la declaración como Bien de Interés Cultural del edificio del Balneario. Ni la pretensión del ayuntamiento, que ha iniciado el trámite, ni la de Costas al pedir que se culmine son descabelladas. Debe ser cuestión de tiempo que la Consejería de Cultura lo resuelva y permitirá a Costas realizar actuaciones de protección. El segundo, sin embargo, y a la vista de la historia, puede dejarnos sin reyes. Se trata de que la misma consejería dilucide si la protección de la actividad de la carpintería de rivera se extiende también a la actual ubicación de las instalaciones del Nereo. Es decir, que determine si las actuales naves que ocupa, de nulo valor constructivo y aun menor valor arquitectónico, tienen que mantenerse exactamente dónde están.

El actual Plan General y el Plan Especial del sector contemplan una pastilla de equipamiento en los límites del eucaliptal de mayor dimensión que las actuales instalaciones, con las que se superpone parcialmente. A cambio, estas retroceden para permitir la conexión peatonal entre el paseo marítimo y el Balneario. Desde un punto de vista urbanístico, se trata de una solución impecable y mucho menos agresiva que las que se han tomado en otros casos en los que la actividad industrial ha quedado rebasada por la dinámica de la ciudad. Pero también una solución consciente del problema que supone para todos los que disfrutamos de ese paseo marítimo la interrupción de su trazado. Y es que una cosa es que la carpintería de rivera sea un bien de interés cultural reconocido y otra muy distinta, que se tenga que desarrollar exactamente en esa ubicación y no pueda retroceder ni siquiera 20 metros en bien de todos.

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