EN la esquina de Muelle Heredia con la Alameda de Colón, un grupo de sindicalistas volverá a reunirse. No son muchos. La escena es habitual. No extrañará a nadie. Es mediodía. Se guardará silencio en recuerdo del trabajador muerto y luego los medios de comunicación harán su trabajo, recogiendo los testimonios de los responsables sindicales sobre el último accidente laboral que ha costado la vida de un trabajador.

La pancarta con el lema Basta ya, no más muertes en el trabajo volverá a extenderse cuando no hace ni veinticuatro horas que fue plegada. Esta vez ha sido en Nerja. Otro drama, otra familia rota y muchos y nuevos interrogantes. Una vez más, a nivel oficial se guardará silencio. Así es siempre mientras la investigación está en marcha. Una investigación que siempre resulta lenta cuando las preguntas se agolpan. Llueve sobre mojado. No es necesario entrar en más valoraciones. Los datos cantan.

Resulta simple y frívolo el argumento de siempre, ese que se repite no se sabe muy bien si para justificar lo que aparece como inevitable : "que la mayoría de los accidentes se producen como consecuencia de una imprudencia".

Los hechos, cuatro muertes en tan corto espacio de tiempo, están exigiendo la implicación de la sociedad entera para poner fin a semejante lacra.

Los sindicatos están hartos de repetir estos mensajes. Los trabajadores tienen que estar formados en prevención de riesgos laborales, pero las empresas tienen que velar para que el trabajo se desarrolle sin riesgos, y desde luego la Administración debe hacer que la ley se cumpla, no caben excusas.

Son muchas las preguntas que surgen cuando nos sorprende un nuevo caso de siniestralidad laboral. ¿Hay inspectores suficientes? ¿Si no los hay, a que espera la Administración.

¿Por qué aún no hay respuesta por parte de los empresarios a las veinte propuestas que hicieron los sindicatos el 15 de enero para intentar establecer estrategias que eviten más accidentes?

¿Por qué todo es tan lento cuando hablamos de un drama que exige una solución inmediata?

La siniestralidad laboral es algo que preocupa sobremanera. Preocupa a la Administración, preocupa a la Fiscalía, preocupa a los empresarios, preocupa a los sindicatos, preocupa a los trabajadores... No se explica que tanta preocupación no obtenga resultados.

Hay pocos datos sobre el último accidente laboral, pero sin necesidad de esperar a que concluya la investigación, sí podemos aventurar sus consecuencias, el dolor de la familia rota con la normalidad truncada y los sueños hechos añicos, y la impotencia...

En la esquina de Muelle Heredia con Alameda de Colon, hoy se volverá a desplegar una pancarta.... A nadie extrañará.

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