Postales desde el filo

Botón de muestra

A Rajoy se le podrá pedir muchas cosas, pero no que no defienda la Constitución

El pasado miércoles Puigdemont interpelaba retóricamente a Rajoy en el Parlament para que le aclarase cómo iba a impedir el referéndum y si "está dispuesto a utilizar la fuerza". Sueña en su delirio con una imagen icónica de Barcelona como la de los tanques soviéticos irrumpiendo en la Primavera de Praga. No parece entender el president que un gobierno democrático sólo necesita la fuerza de la Ley y como razón moral la defensa de la Constitución. Entre las muchas cosas que podemos esperar de un gobierno, ante un conflicto de esta o de otra naturaleza, la primera debe ser que cumpla y haga cumplir la legalidad. Si no ¿quién la defendería? A Rajoy se le podrá pedir muchas cosas, pero no que no defienda la Constitución. Algo que no debería impedirle buscar consensos suficientes para cambiarla, si se cree necesario. Muchos lo consideran culpable de actual crescendo del conflicto. No me gusta el líder popular, debería haber dimitido hace tiempo, pero mi rechazo hacia no llega al punto de caer en tal simplificación. Claro que nada me extraña si, después de las primarias socialistas, sabemos que tu grado de izquierdismo sólo depende de la distancia a la que te sitúes de Rajoy. Cualquier persona inteligente puede entender algo tan obvio como que los principales responsables de la actual crisis catalana son los que la han causado. Otra cosa es un grave error de análisis, por muy criticable que pueda ser la actuación de Rajoy. Lo cierto es que los distintos gobiernos han aplicado estrategias diferentes con similares resultados. Cada presidente lo hizo a su manera: Aznar pasó de dialogar y pactar con los nacionalistas a combatirlos con furia en la siguiente legislatura; en la que, por cierto, los nacionalistas iniciaron su salida del armario independentista. Con la democracia deliberativa como argumento, Zapatero se propuso acabar con el viejo problema territorial español, pero finalmente su estrategia sólo sirvió de acelerante. Las cosas se han ido de las manos en la etapa de Rajoy que, en medio del incendio, se ha limitado a aplicar la ley y esperar que el tiempo juegue a su favor. Los independentistas, como es lógico, sólo ven el problema desde el interior de "su" territorio. Pero cuando los demás exigimos diálogo debemos ser conscientes de sus consecuencias en el territorio común, Cataluña incluida. Sirva como botón de muestra de lo que les hablo el diálogo con el PNV para los presupuestos.

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