¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Bravo por el TC

Últimamente, da la sensación de que la única institución que se preocupa por los ciudadanos es la Justicia

Estoy con John Gray, quizás la mente más extrañamente lúcida de nuestra época, en que el liberalismo thatcherista no deja de ser una suerte de maoísmo de derechas. Además, como vimos durante la crisis de 2008, es altamente perjudicial para la salud de la economía mundial. Pero dicho esto, creo que del fisco siempre hay que desconfiar, por mucho que lo quieran revestir de Robin Hood socialdemócrata que roba a los ricos para dárselo a los pobres, lo cual es completamente falso (a los ricos, que sepamos, no les roba nadie, para eso tienen sus mastines). Por eso no puedo más que saludar con una traca de petardos la reciente sentencia del Tribunal Constitucional que ha tumbado por chapucero el impuesto de la plusvalía, ese atraco de los ayuntamientos contra todos aquellos que vendían o heredaban un piso con la excusa de que el suelo urbano siempre se revaloriza. Para el Estado, cualquier excusa es buena para meterte la mano en el bolsillo.

Los bienes inmuebles urbanos, bien lo sabemos, son las huchas de los españoles. Pero no de los plutócratas con puro, tirantes y chistera, sino de los sencillos ciudadanos machadianos, independientemente de la España que les hiele el corazón. Gravar la venta o herencia de esa alcancía con una excusa tan falaz como la de las plusvalías es robar el sudor de las personas. ¿Con qué fin? Con el de construir carreteras, hospitales, colegios... contestaría, tirando de manual, el perfecto robot socialdemócrata. Sin embargo, dichos gastos se podrían mantener perfectamente sin estas plusvalías, que afectan exclusivamente a la recaudación municipal. Lo que ya no se podrá mantener tan alegremente son los chiringuitos de derechas e izquierdas, los clientelismos, las frivolidades, los caprichos de los alcaldes y, sobre todo, la mala gestión (alcantarilla por la que se van a la mar millones y millones de euros)

No deja de tener gracia ver cómo José Luis Martínez-Almeida (PP), Juan Espadas (PSOE) y Ada Colau (lo que sea) se unen en el lamento por la sentencia del Constitucional. Sólo nos queda darles un consejo: dejen de gastar irresponsablemente.

Últimamente, da la sensación de que la única institución que se preocupa por los ciudadanos es la Justicia. Esta semana el TC ha dejado claro dos asuntos: que lo de las plusvalías era un atraco y que la aplicación del Estado de Alarma fue una cacicada de Sánchez y una cobardía del Congreso. Chapó, pues, por el alto tribunal.

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