Ignacio del Valle

Brazil de los doce monos

De momento en el lado próspero estamos nosotros. Atentos, cooperativos y civilizados

Bulometría Nostradamus. Ya se nos ha aparecido otra cuarteta atribuida al profeta anticipando el coronavirus. Para estas nuevas bastaría con haber seguido a Terry Gilliam a quien el maestro Juan López Cohard mentaba unas cuantas columnas atrás refiriéndose a los 12 monos dignos de su letrado jardín. En esta Cenacheriland peliculera, de culto al cine y al festival, no ha pasado inadvertida la obra surrealista de Terry Gilliam. Un obseso peculiar. El Hombre que mató a Don Quijote es uno de los desastres cinematográficos más sonados y persistentes en la leyenda de los rodajes malditos: ocho intentos en 19 años con infeliz final en 2018. Hay que tener talento hasta para pifiarla. Guilliam amerita una sensibilidad estrafalaria para retratar la sociedad a través de la risa oblicua. En "Brazil" (1985) nos presentó un estado a lo milnovecientosochentayorwell donde la funcionariez absorbía el 26% del PIB. Un sistema de eficiencia tecnocrática que ponía en jaque al protagonista por un bug o fallo informático. Un bicho que atasca una tarjeta perforadora arruinando la vida a un Don Nadie. Para ser tan ochentosa Brazil aguanta el método crítico paranoico con referencias a Dalí. Entre risa y disparate te deja el aliento con halitosis hormigueante. Diez años más tarde Terry Gilliam dirige Doce monos, reciclada en serie televisiva desde 2015. Esta distopía ficción presenta un futuro minado y vivido bajo tierra al horror de otra pandemia. Tras mucho embarque, por un tiempo de ida y vuelta, se llega a la conclusión de que un perturbado ha regado un virus, de aeropuerto en aeropuerto, y contamina a una manita de metrópolis. En este orden de serendipias nos encontramos con que un cómico que nos ha hecho disfrutar con su locuras animadas y animaciones de Monty Python, ha tratado en estas dos películas dos, los temores que más atenazan la democracia occidental frente a la oriental ahora. Un Brazil con ministerios de obtención de información y fontaneros clandestinos: un Big Brother de comulgar con declaraciones televisivas de molienda. En "Doce monos" Terry Gilliam muestra los temores que el muy filantromillonario Bill Gates expuso en la conferencia de TxEX allá por 2015: las amenazas de una catástrofe que va a dar la vuelta al mundo como a un calcetín. De momento en el lado próspero estamos nosotros. Atentos, cooperativos y civilizados. En manos de un gobierno al que hay que apoyar y también vigilar.

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