Crónica levantisca

juan Manuel / marqués Perales

Bronceados

DE los posibles nuevos alcaldes, sólo Juan Espadas lleva buena cara. El futuro regidor de Sevilla ha perdido peso y luce bronceado de polígono al sol después de cuatro años de oposición en los que se ha recorrido la ciudad de alcorque en alcorque y de verbena en verbena. Ahora se espera que, al menos, la mantenga limpia, que ni eso ha conseguido Juan Ignacio Zoido y mira que se lo advirtió José Luis Sanz: Juan Ignacio, éste no es un mandato de grandes obras, sino de farolas, baches y escobas. Sanz se pasea ahora como un pavo por Tomares después de renovar una brillante victoria electoral y tras haber dejado archivado su caso en el Supremo. Muy mal, pero fatal, debe estar el PP andaluz cuando la única sonrisa de la que puede presumir es la de José Luis Sanz, que en el mejor de los casos ríe con los labios cerrados.

Isabel Ambrosio, la próxima regidora de Córdoba, lleva peor cara: ya ha recibido un anticipo de lo será su mandato. Los ganemos pegaron la espantá en una de esas asambleas nocturnas, y aunque la van a apoyar en la investidura del sábado, la socialista tendrá que formar gobierno sólo con los ediles de IU. El PSOE cuenta con siete concejales de los 29 del pleno, lo que convierte la asunción de su mandato en una temeridad. Con los cuatro de IU llega a 11 de 29, un resultado muy poco legitimizador.

Lo sabe bien la socialista Mamen Sánchez en Jerez. Si no logra que los ganemos entren en el gobierno municipal, dejará que gobierne la alcaldesa María José García Pelayo. Sánchez sólo tiene siete concejales, una cifra demasiado escasa para afrontar un ayuntamiento con tantas deudas. Algo parecido le ha ocurrido a los socialistas de Jaén, que conocen la terrible situación del ayuntamiento popular, asistido a última hora por el paisano Cristóbal Montoro. Ni lo han intentado con Ciudadanos, que gobierne Fernández de Moya, que está deseando largarse a Sevilla.

Dirigir ayuntamientos hoy en día es una proeza más que un privilegio, algo que parece comprender José María González, Kichi, cuyo moreno caletero y de sindicalista liberado se está viendo alterado por la palidez del que empieza a entender qué le espera a partir del lunes. El PSOE de Cádiz de Fran González -qué poca suerte ha tenido Cádiz con los apelativos de sus candidatos- está a punto de decidir su voto para Kichi, que será un alcalde simbólico porque en sí mismo abunda en el tópico gaditano, una Marinaleda en agua tapá.

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