La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

"Buscahuesos": Vox se retrata

No son buscadores de huesos, señor diputado de Vox. Buscadores de huesos son los perros que escarban para hallarlos. Y aunque sus palabras parezcan desmentirlo, hay diferencia entre los seres humanos y las bestias, entre los perros que buscan huesos y los seres humanos que buscan los restos de sus familiares para darles digna sepultura. Hay aspectos discutibles en la Ley de Memoria Histórica, pero desde luego no en lo que se refiere a identificar y sepultar los restos de los asesinados que yacen en fosas comunes.

Desde Zapatero, el PSOE ha trasladado interesadamente al debate político actual las complejas cuestiones de la Segunda República, sus enemigos, el golpe de Estado y la Guerra Civil, simplificándolo maniqueamente y manipulándolo para descalificar a la actual derecha democrática -y me refiero al PP, no a Vox- como heredera del franquismo; y para erigirse en heredero de una Segunda República idealizada que encontró en el PSOE un firme defensor. Como si no hubiera existido Largo Caballero, el que en 1933 clamaba "tenemos que luchar como sea, hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee, no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución socialista", ni desde El Socialista se llamara una y otra vez a la revolución. Y teniendo, triste es decirlo, éxito. Porque, aunque en las estanterías de las librerías estén al alcance de todos los libros de Santos Juliá, Payne, Preston, Moradiellos, Tusell, Burnet Bolloten, Beevor, Borja de Riquer y tantos otros historiadores serios, son muchos menos quienes los leen que quienes sólo saben de esos años terribles -no gloriosos, ni épicos: terribles- lo que les cuenta la interesada, manipuladora, simplificadora y mentirosa propaganda institucional. "Los ejercicios de antifranquismo retrospectivo tienen poco alcance moral y nulo interés historiográfico", ha dicho el historiador Enrique Moradiellos.

Esta es la culpa del PSOE de Zapatero y Sánchez. Pero esta culpa no absuelve la suya, señor diputado de Vox, expresada con tan grosera desconsideración hacia los asesinados y sus descendientes. Aunque -para que nadie pueda decir que votó engañado- es bueno que el lobo enseñe, no la patita, que ya la conocíamos, sino los dientes; como ha sucedido con el candidato del que Vox se ha visto obligado a deshacerse tras ser denunciado por negar o relativizar el Holocausto.

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