¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Cabezas de caballo

El PP ha sido infiltrado por una serie de elementos de dudosa reputación y clara vocación extractiva

Cuando éramos mozos, mangar en unos grandes almacenes era una prueba iniciática para demostrar valor y astucia. El osado, cual Ulises mañoso, se metía en el bolsillo un cassette del cajón de saldos y salía pitando con la adrenalina golpeándole las sienes. El prestigio que se solía adquirir por estas acciones, sobre todo entre la habitualmente desdeñosa población femenina, era enorme, por lo que el riesgo que se asumía merecía la pena. No sabemos qué pensamiento o déjà vu se cruzó por la cabeza de Cifuentes el día que decidió distraer dos botes de cremas cosméticas siendo ya una prometedora diputada de la Asamblea de Madrid, pero parece claro que el precio irrisorio de tales afeites no justificaba en absoluto el riesgo corrido. Esta falta de cálculo, este error de bulto, es mucho más grave aún que el pequeño hurto en sí. Estar en manos de políticos insensatos que no saben valorar los peligros más evidentes es lo peor que le puede pasar a una sociedad, mucho más que soportar como presidenta a una pequeña ratera ávida de belleza. Madrid y toda España (Cifuentes sonaba como uno de los posibles recambios de Rajoy) se ha librado de una suicida. Alegrémonos pues.

El problema es que todos sospechamos que los verdugos de Cifuentes no han sido el periodismo, la justicia o la democracia, sino una serie de agentes de turbios intereses que desde hace mucho tiempo han convertido Madrid en un estercolero. Como bien dijo el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, "a Cifuentes le han mandado una cabeza de caballo", en alusión a una de las escenas más famosas de El Padrino, el legendario filme de Coppola sobre la Mafia. El PP, que tradicionalmente ha representado a las muy honradas clases profesionales y propietarias españolas, ha sido infiltrado desde hace ya tiempo por una serie de elementos de dudosa respetabilidad y con una decidida vocación extractiva. El peligro de septicemia es inminente si no se acometen reformas urgentes y traumáticas. ¿Será capaz Rajoy de coger la sierra y la botella de whisky y empezar a amputar? Permítanme que lo dude. El cálculo del de Pontevedra, una vez más, es que la floresta de la recuperación económica tape las muchas vergüenzas de su partido. Mientras tanto, veremos más cabezas de caballo entre sábanas de satén.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios