El opinómetro

José Julio Blanes Ruiz

Cabreo pleno y pleno cabreo

Decía ayer Sebastián Sánchez en este periódico que el denominador común del pleno municipal celebrado en Málaga era el cabreo. Allí no había nadie contento.

EL PP. Andaba de morros con la Junta, algo totalmente novedoso e inhabitual. En esta ocasión era por el rio Guadalorce y el estudio de inundabilidad que pretende, según el dijo el alcalde, cargarse los polígonos Guadalhorce, Santa Bárbara, Santa Teresa, Villa Rosa y la civilización occidental tal y como la conocemos. En el PSOE mostraron su desconcierto por la alarma innecesaria creada por el PP. Parece que la civilización occidental no se la cargan.

EL PSOE. Estaba mosca con el PP por culpa de los cambios de grados universitarios que, como todo el mundo sabe, son competencia directa de Teresa Porras, supongo, porque si no ya me dirán para qué sirve llevar a un pleno municipal este tema. Es igual de útil que llevar la posibilidad de viajar al espacio para todo el mundo. Mejor no doy ideas.

EN IU. Se mostraban preocupados por la supuesta contratación de falsos autónomos por parte del equipo de gobierno que, adivinen, se mosquearon con IU y PSOE por denunciar este tema y les dijeron que se fueran al juzgado a denunciarlo si tan seguros estaban. En ese mismo momento, en la Ciudad de la Justicia a un juez se le saltaron las lágrimas al contemplar la posibilidad de que le tocara el marrón. Pero había más cabreados allí reunidos.

LOS ESTUDIANTES DE LA CÓNSULA. También andaban por allí, ligera e incomprensiblemente molestos por no entender que lo suyo está solucionado desde hace meses. Eso sí, resulta que pese a estar solucionado perfectamente, no pueden hacer prácticas y entenderán que la teoría de freír un huevo está muy bien, pero si no lo fríes pues, claro, es más complicado. El alcalde se hizo una foto con ellos y ya por la tarde la misma presidenta de la Junta también se dejó ver con los chicos prometiendo soluciones para este lunes o martes. Mientras tanto el huevo sin freír.

LOS DEL ORFEÓN UNIVERSITARIO. Se lo juro, también andaban cabreados por allí. Su petición de un local para ensayar, protestaron cantando, fue de lo más musical que se escuchó todo el día. Entenderán que a estas alturas la tila circulaba a litros entre el personal. Los trabajadores del aeropuerto, estos sin cantar pero igualmente enfadados, también se pasaron por la Casona que definitivamente fue durante unas horas el epicentro de todos los cabreados en Málaga.

El pleno del pasado jueves nos permitió comprobar que incluso para estar cabreado hay diferencias entre un político y un ciudadano de a pie. El del político es un cabreo de pleno, le dura lo que dure el show mensual de la Casona,  el del estudiante de la Cónsula, o el del trabajador del aeropuerto, es un cabreo pleno que, por desgracia, permanece perenne en su cabeza. Ánimo a todos los cabreados de buena voluntad.

@jjblanesmalaga

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