Campaña avergonzante

Desde la entrada de nuevos grupos políticos, el enrarecimiento de las campañas va in crescendo

Desde la entrada de nuevos grupos políticos, más deseosos de atesorar poder que de buscar el bien común, el enrarecimiento de las campañas electorales ha ido in crescendo. Y lo peor es que se apodera de toda la actualidad periodística, haciendo invisible cualesquiera prioridades que la sociedad pudiera tener. Antes han sido las elecciones catalanas, ahora las madrileñas, y mientras tanto ¿qué está ocurriendo con los intereses del resto de España? Pues que los plazos se siguen cumpliendo y, de seguir así, probablemente sea Europa la que nos descubra, con horror, que tanto desinterés gubernamental nos ha llevado a perder todos los fondos comunitarios. Y en ese momento ni las elecciones regionales, ni los candidatos que se enfrentan en ellas, vendrán a salvarnos.

A veces es comprensible el ataque rencoroso a la transición española. Por entonces fueron políticos de un gran nivel intelectual, por parte de todas las ideologías, los que supieron llegar a acuerdos trascendentales para su país. Hoy contamos con una caterva de representantes que, además de odio y violencia entre ellos, poco más pueden ofrecer a los ciudadanos. En esta tesitura es especialmente ridícula la piel tan fina que tienen cuando la violencia va contra ellos, pero la gran permisividad cuando la padece el contrincante. Es como estar viendo un partido entre jóvenes imberbes, cargados de testosterona, pero desconocedores de que ninguno llegará a ser una gran figura de ese deporte. Por tanto, las lecciones que tratan de darse entre ellos tienen cada vez menos recorrido publicitario, y mucho menos interés social.

En los próximos meses tenemos un reto importante respecto a los proyectos que se presenten e los fondos europeos. El primer aviso, sobre el borrador presentado, ha sido de la propia Oficina Normativa dependiente de la presidencia del gobierno, que lo ha tachado de chapuza. Alertados nuestros gobernantes, preferirán estar de picnic por el Parque del Retiro, que debe ser mucho más importante para ellos. Y mientras entramos en conflicto con Marruecos, que llama a consultas a nuestro embajador, pero nadie se preocupa. Como si esto no fuese delicado ante la falta de contacto con Washington, donde parece que Biden sigue sin perdonar el desplante de Zapatero a su bandera. La conclusión es que la política de conocimientos, estrategia y esfuerzo no está hecha para las nuevas generaciones en el poder.

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