La pobre audiencia de Canal Sur en el debate electoral del martes era previsible. Mientras que Televisión Española hizo un fuerte énfasis en la promoción del debate nacional entre Zapatero y Rajoy, con anuncios propios y en la prensa, Canal Sur organizó el encuentro de los cuatro candidatos a la Presidencia de la Junta con el máximo sigilo. Hay una gran distancia entre la actual TVE, de una pluralidad europea homologable, y las televisiones autonómicas españolas, que son todas gubernamentales. Es cierto que unas más que otras, pero la nuestra no se libra de esa anomalía. Si se quería que la emisión tuviese poco público, lo mejor era ponerla el martes, el día de mayor competencia en las cadenas: Los hombres de Paco en Antena 3, Los Serrano en Tele5, y House en la Cuatro. El medio millón de espectadores es el resultado de una programación determinada. Hay otro problema: la televisión creada y administrada por los socialistas durante 19 años tiene un perfil de audiencia de personas de edad avanzada, poca formación y habitantes de zonas rurales. Exactamente lo opuesto a la modernización que supuestamente promueve el Gobierno socialista andaluz. Obviamente es un público que muere con la copla y al que aburre la política. Pero en las sociedades más democráticas, la política le interesa a todo el mundo.