Ignacio del Valle

Caras y caros famosos

Los partidos emplean técnicas de mercadotecnia y toda la panoplia comunicativa de pago y de palo

En 2014 Pedro Sánchez inauguró la política de mercado. Saltó por el Sálvame de telecinqueros minutos de gloria. Hay una nueva especie de personas que no sabemos si son famosas porque salen en televisión o salen en televisión porque son brillantes en lo suyo para la bronca. Acumular horas de plató es un plus para los aspirantes a diputados a la carrera de San Jerónimo, senadores de banca, concejales de medalla y eurodiputados de Bruselas . A los partidos políticos les sucede lo mismo que a los productos comerciales, tras el lustroso envoltorio programático, las características son prácticamente idénticas y por ello cultivan los intangibles.

Las papeletas venideras se disputan en torno a un centro escorado. Media izquierda y la terciada derecha naufraga en un mar de siglas y esquirlas bizantinas. Para colarnos el voto volverán los cuentacuentos cuyo culmen fue la célebre niña de las chuches de Rajoy. Se indaga empatía, se mendiga confianza. Perfiles que conecten con la primaria emoción, sin primarias de por medio, a dedo en modo peineta, para ofusque de los afiliados de toda la vida. Se busca la sorpresa. Colocar los votos con la misma eficacia que una oferta 3x1. Desde hace lustros los partidos políticos emplean técnicas de mercadotecnia y toda la panoplia comunicativa de pago y de palo. Añada un avispero de gurupollas que al ritmo de un algoritmo picajoso, fontanería pestilente y minería de datos asediarán al contribuyente por carta, móvil, valla y vaya usted a saber que noticias falsas…en una estrategia que los gafapastas denominan omnicanal. En la tan arrugada España pretenden endilgarnos más raciones de ideología recién encalada con cuatro brochazos y caras nuevas. Necesitamos más soluciones reales y menos rostros conocidos con la reputación lista para usar y tirar de la cadena. Estos candidatos influyentes vienen con el aura de celebrities y su feligresía, una capacidad de convocatoria que vale su peso en papeletas de pan de oro. Es el ansiado efecto halo para ilusionar a los desesperados. Deportistas, actores, científicos, divulgadores, empresarios, periodistas con buenas intenciones aterrizan en el foso de las fieras de carné ninguneado. Tan enredada y repartida está la cosa que me extraña la ausencia de modelos de pasarela, instagrameros, youtuberos y cocineros aliñando estas nuevas listas electorales. Caras y caros famosos de photocall para engatusar a los insondables nuevos votantes nacidos con el milenio.

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